El estoicismo es una filosofía que surgió hace más de 2 mil años, pero a pesar de su antigüedad, hoy en día son cada vez más las personas que encuentran en ella la guía para vivir mejor y enfrentar las dificultades de mejor manera.
Algunos de los grandes líderes en la historia fueron estoicos, como Cicerón, Epicteto, Séneca y Marco Aurelio.
La sabiduría del estoicismo consiste en aprender a no reaccionar o responder a las circunstancias externas; a comprender que, aunque no es posible controlar lo que ocurre en la vida, sí es posible controlar la propia percepción de lo que pasa y la forma de reaccionar ante ello, y eso hace toda la diferencia.
Pero practicar el estoicismo no consiste en suprimir u ocultar las emociones sino en reconocerlas, reflexionar sobre lo que las provoca y redirigirlas hacia el bien propio. También se trata de tener claro qué está y qué no está bajo el control de uno, para así dirigir los esfuerzos hacia lo primero y no malgastar energía en lo segundo.
El estoicismo se trata también de practicar la virtud y la excelencia. La virtud es la cualidad omnipresente de un buen ser humano y aplicarla en cada situación es el mayor objetivo de todo estoico. La virtud es la excelencia moral y se aplica a todo lo que está bajo el control de uno en la vida.
Para los estoicos, la virtud es lo único que hace que la vida humana valga la pena; es el rasgo de carácter clave y es indispensable para alcanzar la felicidad, la plenitud y la satisfacción. Si eres virtuoso, entonces eres bueno y, por lo tanto, serás feliz.
Los estoicos dividen la virtud en cuatro virtudes cardinales: sabiduría, templanza, justicia y coraje, las cuales funcionan como guía para las acciones y para encontrar el camino correcto durante las dificultades, los tiempos de confusión y la vida cotidiana.
Se puede entender como la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, para así desarrollar la habilidad de decidir qué se debe hacer y qué no.
El núcleo de esta virtud radica en observar la realidad de manera objetiva y racional, para así comprender la naturaleza del bien y el mal y actuar en consecuencia.
Para actuar con sabiduría debes preguntarte si lo que vas a hacer o decir le hace bien o mal a ti o a alguien más; y si alguien resultará afectado por tus actos, palabras u omisiones, sería mejor que lo reconsideraras, para actuar sabiamente y elegir el camino correcto.
Se refiere a la moderación y la prudencia en relación a los deseos y placeres. Es un concepto muy ligado a la autodisciplina y el autocontrol, y es lo contrario a los excesos.
Actuar con templanza implica ser cauteloso acerca de lo que se debería hacer o no, según lo que sea mejor para el alma. Se trata de saber controlar los impulsos para no cometer excesos en ningún ámbito de la vida. Con templanza, es posible elegir el bienestar a largo plazo sobre el placer a corto plazo.
Para muchos estoicos, la justicia es la virtud más importante; el mismo Marco Aurelio reconoce que la justicia es la fuente de las cuatro virtudes. Pero la justicia no sólo está en los límites de la legalidad, ya que hay muchas cosas que son o han sido legales pero de ningún modo son justas.
Marco Aurelio decía que muchas veces comete injusticia el que nada hace, no sólo el que hace algo. Y es que otra definición de la justicia para los estoicos es la moralidad; ¿lo que haces, dices, dejas de hacer o callas, es moralmente bueno para ti y los demás? Piensa que lo que no es bueno ni justo para el grupo, tampoco puede serlo para el individuo.
Lo opuesto a la justicia ocurre cuando se cometen actos injustos o se produce un daño moral. Los estoicos sentían un gran deber moral con la sociedad, por ello promueven ayudar a los demás y siempre considerar qué impacto pueden tener las acciones en la sociedad.
Para saber si lo que harás es justo o no, pregúntate si lo harías delante de alguien querido o cuya opinión te importe (tus padres, tus hijos, tu pareja, tu jefe, etcétera). Pregúntate: Si esa persona me viera, ¿se sentiría orgullosa de mí? Si la respuesta es no, ¿entonces por qué lo haces?
Los antiguos estoicos también lo entendían como resistencia al dolor y la incomodidad en general; su opuesto es la cobardía.
El coraje no consiste en ser valiente cuando todo va bien, sino en desarrollar esa valentía cuando atraviesas momentos difíciles y desafías la adversidad.
También llamada fortaleza o valor, la virtud del coraje se trata de permanecer fuerte y pensar correctamente en situaciones peligrosas y atemorizantes. Pero tener valor no es eliminar el miedo, sino decidir actuar y tomar medidas a pesar de ese miedo; por ello es la virtud relacionada con la resiliencia y la resistencia frente al miedo.
El coraje es lo que te impulsa a actuar y decidir ante situaciones que pueden resultar atemorizantes como al enfrentar cambios, correr riesgos o experimentar algo nuevo.
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