Al escuchar el concepto de energía divina femenina, es muy probable que muchas personas lo asocien con el concepto de mujer y que piensen que se trata de una energía exclusiva para el sexo femenino.
Sin embargo, en realidad, la energía divina masculina y femenina existen en todas las personas, sin importar su sexo ni su género; aunque lo cierto es que una suele ser más dominante que la otra.
Lo divino femenino divino y lo divino masculino no pueden existir uno sin el otro. La energía de lo femenino encarna al que nutre, al sanador, al pacificador compasivo; mientras que la energía masculina se enfoca en hacer y lograr. Ambas están destinadas a complementarse y apoyarse mutuamente: son el yin y el yang.
Como ya se dijo, es posible (y de hecho es común) que estas energías no estén equilibradas, sino que una tenga más peso que la otra. Demasiada energía masculina se traduce en agresión y dominación; mientras que un exceso de energía femenina ocasiona que la persona se desempodere y se estanque. Por eso, lo ideal es encontrar el punto de equilibrio entre ellas.
Las cualidades del divino femenino se representan en muchas tradiciones religiosas y espirituales en forma de diosas y poderosas figuras femeninas como Shakti en el hinduismo o Venus en la mitología romana.
Lo femenino divino es suave, amoroso y solidario; pero también se vuelve feroz cuando es necesario. Entonces, al honrar lo sagrado femenino que habita en ti, obtienes un acceso natural a cualidades espirituales como la receptividad, la paciencia, la capacidad de escuchar y de cuidar.
Algunas cualidades que caracterizan al divino femenino son: intuitivo, centrado en el corazón, compasivo, sabio, indulgente, colaborativo, reflexivo, creativo, sensual y amable.
Disfruta el descanso sin remordimientos: En el mundo actual, estar siempre ocupados y no tener tiempo para descansar es algo que se valora mucho, aunque no sea algo positivo realmente. Para contrarrestar eso, date permiso de hacer una pausa para no hacer absolutamente nada. Intenta, por ejemplo, sentarte o recostarte en silencio durante al menos 5 minutos, sin música ni distracciones, para disfrutar sólo del descanso en plenitud.
Aparta tiempo para ti: De la mano con el punto anterior, es muy importante que, en medio del mar de actividades y pendientes que tienes todos los días, reserves un tiempo para dedicarte a ti. Con unos minutos basta, pero que sea tiempo de calidad, de desconexión total con el exterior y de conexión contigo. No importa lo que hagas en ese tiempo, mientras sea algo bueno y relajante para ti.
Abraza tu sensualidad: Si bien la sensualidad tiene que ver con el placer físico, no debe confundirse con la sexualidad (aunque ambas pueden ir de la mano). La sensualidad tiene que ver con el estímulo de los sentidos a través de sonidos, texturas, sabores, aromas y vistas agradables. Así que consiéntete con todo aquello que deleite a tus sentidos y date el tiempo para disfrutar de cada sensación en un momento de atención plena.
Escribe un diario: Procura hacerte el hábito de escribir diariamente lo que sea que llegue a tu mente. Esta es una práctica reflexiva, que te ayuda a mirar hacia tu interior, al mismo tiempo que exploras tu creatividad. Otra alternativa es escribir lo que sueñas, pues eso también te ayudará a reflexionar acerca de esas imágenes que crea tu inconsciente mientras duermes.
Practica el amor propio: Esta es una gran manera de abrazar tu energía divina femenina. Pero ojo, el amor propio se trata de amarte a ti mismo como eres, no como crees que deberías ser o como te han dicho que deberías ser. Para amarte, debes aceptarte como eres y ser compasivo contigo mismo. Una práctica recomendable para esto es mirarte al espejo y decir: "Estoy dispuesto a activar la luz divina dentro de mí".
Escucha tu voz interior: Aprende a escuchar a tu intuición y aprovéchala. Mira hacia adentro y escucha lo que esa voz interna te dice, pues con el tiempo se convertirá en tu mejor guía.
Conecta con la naturaleza: Una excelente forma de conectar con lo divino femenino es pasar tiempo en la naturaleza, pues eso crea un vínculo con la Madre Tierra. Todo lo que tienes que hacer es frecuentar lugares donde puedas estar rodeado de vegetación, como parques o bosques, caminar descalzo sobre la tierra, o simplemente salir y dejar que el sol y el aire fresco te den de lleno en la piel. Además, puedes llevar un poco de naturaleza a tu casa al llenar tus rincones de plantas.
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