Cuando el agua es servida en una tetera, ésta se convierte en la tetera sin dejar de ser agua. Cuando es servida en el vaso, se convierte en el vaso sin dejar de ser agua. El agua puede fluir suave a través de su entorno y puede convertirse en una fuerza imparable.
Como entiendo y practico esto es al aprender a no crear tensión (mental, emocional, energética o física) innecesaria en mi vida, para poder fluir con lo que sea que me encuentre y a la par identificar cuando es necesario aplicar mi intención y energía en algo, con qué intensidad hacerlo y siempre hacerlo desde un hermoso estado del ser. Es decir, desde una perspectiva de generosidad, empatía o compasión.
Si te cuesta trabajo digerir esta idea de fluir con la vida, piensa que tu cuerpo crece por sí solo, tus uñas y cabello crecerán aunque tú les digas que no lo hagan y no te queda más que aceptar su existencia y fluir con ese proceso natural. Ese proceso tiene momentos donde es necesario que apliques tu intención y tu energía, como cuando lavas tu cabello o cortas tus uñas. Es un ejemplo muy sencillo pero aplica para otras esferas de tu vida.
Por ejemplo, cuando la vida te presenta circunstancias adversas en cualquier ámbito, aceptas su existencia como parte del proceso natural de tu momento presente, fluyes con ese proceso en la medida de lo posible y te mantienes en atención consciente para saber cuando será necesario aplicar tu intención y energía, con qué intensidad hacerlo y desde cuál estado de tu ser lo harás.
Por cierto, ¿cómo identificar tu estado del ser? Es sencillo, revisando cuál es la emoción predominante de tu semana, día o momento. Si la emoción predominante de tu momento presente es enojo, ira o miedo estás en un estado vibratorio negativo, menos armónico y poderoso que si experimentas valor, empatía, generosidad o amor como emoción predominante.
Cerrando la idea: ser como el agua se trata de aceptar la existencia de todo lo que la vida nos pone enfrente, fluir con ello, con la certeza de que en el momento adecuado sabremos aplicar nuestra intención y energía desde un estado del ser elegido por nosotros.
¿Suena complicado? ¿Te parece difícil?
Comienza por aprender a fluir consciente con procesos naturales que tienes a la mano, como el crecimiento de tu cabello y uñas, o procesos como el amanecer, el atardecer, dormir diario, respirar, nacer, morir y poco a poco, ya que hayas fortalecido y entrenado tu músculo mental-emocional, entonces pruebas a fluir con eventos y circunstancias en otras esferas de tu vida.
Después, aprende a mantener pensamientos y emociones positivas por uno o dos minutos. Pon atención a cómo te sientes, cómo es tu respiración, qué sensaciones surgen en tu cuerpo, cómo es tu postura física, cómo está tu rostro, y ejercita esa habilidad. Poco a poco aumenta el tiempo que dedicas a mantener un input de pensamientos y emociones positivas y armónicas. Pon atención a cómo se ve afectado tu trato con los demás, tu salud, tus niveles de estrés y tu buen humor. Si lo haces por un par de semanas, diario, unos minutos, vas a notar cambios interesantes y muy positivos dentro de ti.
Finalmente pon en práctica tus dos habilidades recién ejercitadas y cuando menos te des cuenta, serán un hábito en ti.
Hasta pronto,
Que tu vida esté llena de amor, belleza y gratitud.