Con la estimulación excesiva que existe hoy en día, los niños también necesitan un descanso. En épocas antiguas solían salir al parque y jugar con lodo; ahora, en cambio, agarrar una tablet y sumergirse en el mundo virtual por horas parece ser la opción. Eso no necesariamente es algo malo, pero sí deben encontrar un equilibrio y poder vivir fuera del mundo digital que los estimula demasiado.
La comida, el entorno y todo lo que ven hoy en día puede afectarles. Por ello, la meditación es una gran opción para que mejoren su estado de ánimo y puedan relajarse. Si a los adultos les hace tanto bien, seguramente a un pequeño también. La clave está en tener toda la paciencia del mundo para enseñarles cómo meditar y en desarrollar o implementar formas atractivas para que lo hagan.
Varios estudios en el ámbito escolar también muestran una mejora en la atención y el comportamiento. Algunas investigaciones han demostrado beneficios para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, la ansiedad, la depresión, el rendimiento escolar, el sueño, los problemas de conducta y los trastornos alimentarios.
Esta es una meditación que junta el componente visual con un ejercicio de respiración muy fácil de hacer. Se puede realizar sentado o de pie.
1. Relaja el cuerpo y comienza por hacer inhalaciones profundas y exhalaciones lentas por la nariz.
2. Haz una respiración muy profunda y siente cómo se llena todo tu abdomen de aire, como si inflaras un globo.
3. Lentamente deja salir el aire por la nariz y siente cómo se desinfla tu abdomen.
4. Dile a tus hijos que con cada respiración sientan cómo su cuerpo se relaja y se sienten más tranquilos.
Este tipo de meditación lo puedes hacer también con algún objeto que puedas ponerle sobre el abdomen de tu pequeño. De esta forma podrá notar cómo respira y se concentrará mucho más en ver cómo se eleva y baja su abdomen.
Además de ser una actividad divertida porque es una manualidad, cuando esté listo el frasco, será de gran ayuda para la meditación. Es una gran alternativa a los castigos tradicionales y puede ayudarle a tus hijos a concentrarse y tener un momento de paz.
Vas a necesitar:
Instrucciones:
Cuando veas que tu pequeño esté ansioso o le pase algo, invítalo a utilizar su frasco. La idea es que lo agite y que después con calma vea cómo la brillantina se asienta. Esto es como una metáfora a sus pensamientos. Habla con él y explícale que así son sus pensamientos cuando se encuentra ansioso o con miedo, pero que al final todo se asienta y se relaja.
Esto es casi igual a la meditación que hacen los adultos con mantras pero en este caso puedes hacerlo más interactivo, es decir, utilizar mantras especiales para niños o implementar algún tipo de movimiento mientras cantan un mantra. Por ejemplo, como se muestra en el siguiente video: