Los chakras son los centros energéticos del cuerpo y los siete más importantes se encuentran a lo largo de la columna vertebral, desde su base en el cóxis hasta la coronilla. Cada uno de estos puntos energéticos corresponde a diferentes necesidades y emociones, que van desde la supervivencia básica hasta la conexión con el espíritu y el universo.
Además de tener un nombre y un símbolo diferente, cada chakra tiene también un color representativo, y conocer el que corresponde a cada uno puede ayudar en el trabajo de los chakras y su activación o desbloqueo.
Cada color de chakra lleva una frecuencia vibratoria particular que puedes aprovechar, trabajar y amplificar. Trabajar con un color de chakra en particular puede ayudarte a atraer la energía (o frecuencia) de ese tono a tu vida.
Para trabajar con el color del chakra que deseas activar o potenciar, lo más recomendable es hacerlo a través de la visualización: imagina ese color como una esfera de luz que existe en tu cuerpo y observa cómo crece e irradia. Visualiza cómo se vuelve más fuerte y vibrante con cada respiración.
Por otro lado, si te gusta usar cristales para este tipo de prácticas, también puedes buscar una piedra que corresponda al color que elegiste y trabajar con ella, por ejemplo, al sostenerla mientras meditas, al colocarla en tu altar o al llevarla contigo en los bolsillos o usarla como parte de tu joyería.
Los siguientes son los colores y piedras que corresponden a cada chakra.
Se ubica en la base de la columna, en el coxis. Se le considera el fundamento de cada persona y se relaciona con las necesidades de supervivencia y seguridad.
Cuando está fuera de balance, puede hacerte sentir inseguro o desconectado de la realidad. Físicamente, su desequilibrio se vincula con problemas de anemia, fatiga, dolor en la espalda baja, nervio ciático, depresión, así como manos y pies fríos.
Está representado por el color rojo, y para estimularlo resulta benéfico el ejercicio físico y el sueños reparador, además del uso de aceites rojos como ylang ylang o sándalo y de piedras como la hematita, que además de ser de color negro rojizo, funciona bien para nutrir las raíces.
Se encuentra en la parte inferior del abdomen, unos 8 centímetros por debajo del ombligo, y tiene que ver con la creatividad, la sexualidad, así como la capacidad de experimentar sentimientos y sensaciones.
Cuando existe un desequilibrio en él, se puede manifestar a través de desórdenes alimenticios, abuso de drogas y alcohol, depresión, dolor en la espalda baja, asma o alergias, además de padecimientos urinarios y en el ámbito sexual, ya sea en los órganos sexuales o a través de problemas como impotencia y anorgasmia.
Está asociado con el color anaranjado y para estimularlo resultan efectivos los baños aromáticos calientes, los ejercicios aeróbicos acuáticos y los masajes. Además, se pueden usar aceites esenciales como el de melissa o naranja, y piedras como la de ojo de tigre.
Se encuentra en la parte superior del abdomen, por encima del ombligo, y está relacionado con la mente, el control, el poder y la libertad propia. Este chakra se ocupa de la confianza y la autoestima, así como de la habilidad de tener autocontrol y humor.
Cuando está desequilibrado se manifiesta mediante vergüenza y falta de autoconfianza, y físicamente a través de problemas digestivos, úlceras, diabetes, hipoglucemia, constipación, nerviosismo, parásitos, colitis y mala memoria.
Está relacionado con el color amarillo y para balancearlo se puede recurrir a actividades mentales y creativas como tomar clases, leer libros educativos, juegos mentales y rompecabezas. Exponerse a la luz solar también ayuda, así como el uso de de aceites esenciales amarillos, como limón y romero, o de piedras de esta tonalidad, como el ámbar.
Ubicado en el centro del pecho, este chakra se vincula con la devoción, el amor, la sanación, el perdón, la compasión, el autocontrol, la autoaceptación y la capacidad para dar y recibir amor. Físicamente está ligado al corazón, los pulmones, el sistema circulatorio e inmunológico, así como el hígado.
Cuando hay un desequilibrio en él, se presenta a través de desórdenes del corazón y la respiración, cáncer de seno, dolor del pecho, alta presión sanguínea, pasividad, problemas del sistema inmune y tensión muscular.
Su color es el verde y para balancearlo son recomendables las caminatas en la naturaleza, así como pasar tiempo con familiares y amigos. También se pueden utilizar aceites esenciales como eucalipto, menta o pino.
Y aunque en este caso el color de la piedra no va de la mano con el que corresponde al chakra, el cristal más recomendado para trabajar con el chakra del corazón es el cuarzo rosa.
Ubicado en la garganta, este chakra tiene que ver con la expresión y la verdad, con las relaciones personales y el derecho de hablar. También se vincula con la autoexpresión y las creencias propias (expresiones genuinas), la habilidad de confiar, lealtad, organización y planeación.
Cuando está abierto, es sencillo comunicar la verdad de forma clara y eficaz, pero cuando está bloqueado, se vuelve difícil expresar esto de forma auténtica. Un desequilibrio en este chakra se relaciona con problemas en la tiroides, amígdalas, resfriados, infecciones, problemas en la boca, mandíbula, lengua, cuello y hombros, además de desórdenes hormonales y cambios de ánimo.
Su color es el turquesa y para equilibrarlo suelen ayudar actividades como cantar, declamar poesía, actividades artísticas y mantener conversaciones significativas. También se recomienda el uso de aceites esenciales de manzanilla o geranio, y de piedras como la ágata de encaje azul.
Se encuentra entre los ojos y se relaciona con la intuición y la capacidad para superar el ego. Tiene que ver con la introspección, la autorrealización, liberación de pensamientos escondidos y la represión de pensamientos negativos.
Cuando está desequilibrado, puede hacerte sentir fuera de contacto con tu intuición. Esta falta de balance se manifiesta a través de deficiencias de aprendizaje, problemas de coordinación y desórdenes de sueño.
Para equilibrarlo lo más recomendable es la meditación, misma que se puede acompañar con el uso de aceites esenciales como pachulí e incienso, además de piedras como la amatista o lapislázuli.
Este chakra se ubica en la coronilla o tope de la cabeza y entre sus funciones están la trascendencia de la conciencia, el aprendizaje sobre la espiritualidad propia y la conexión con la divinidad o la inteligencia suprema.
Cuando se da un desequilibrio en este chakra se pueden presentar dolores de cabeza, fotosensibilidad, desórdenes mentales, neuralgia, desórdenes de los hemisferios cerebrales y problemas de coordinación.
Su color es el violeta y para equilibrarlo se puede escribir sobre los sueños, visiones e inventos, además de usar aceites esenciales de lavanda y jazmín, o bien, piedras como el cuarzo claro, el cual ayuda a abrirse a la conexión espiritual.
Con informacion de mindbodygreen y Yogateca
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