Aunque las raíces mitológicas del yoga están íntimamente ligadas al hinduismo, es obvio que para practicar esta disciplina no es necesario profesar esa religión. Actualmente, las escuelas de yoga se han diversificado a tal grado que ya existen estilos para todos los gustos: para quienes quieren entrenar su cuerpo físico, para aquellos que buscan una alternativa de balance, enfoque o serenidad en su vida diaria y también para quienes desean realizar un trabajo espiritual más profundo.
Conectar con las energías divinas que habitan en el origen de la práctica es una posibilidad para cualquiera de nosotros, sin importar en qué creamos.
La forma de hacerlo es entender a los dioses de la mitología hindú como arquetipos que se relacionan con ciertas virtudes y talentos que nos ayudan a avanzar en el camino hacia nuestras metas, proyectos y aspiraciones. No es que de pronto nos convirtamos en devotos de esos seres con muchos brazos, rasgos animales y extravagantes colores de piel, es simplemente que abrimos nuestro corazón a la energía que representan. Una energía universal que encuentra correspondencia en nuestro ser interior.
Hoy te comparto información sobre tres personajes mitológicos del yoga que inspiran mi práctica por los atributos que simbolizan.
1. Lakshmi. Es la diosa de la abundancia; se le invoca para tener prosperidad y belleza. Es generosa y suele estar sentada sobre una flor de loto; tiene cuatro brazos y de sus manos brotan monedas de oro. En tu práctica de yoga, puedes conectar con su energía al poner una intención muy clara de algún proyecto o idea que requiera gozar de buena fortuna, también al embellecer los asanas cuidando cada detalle, como si posaras en cada uno de ellos con gracia.
2. Ganesha. No es un elefante, sino un dios niño con cabeza de ese animal. ¿Por qué? En resumen, su papá, que es Shiva, lo decapitó al no reconocerlo y cuando se dio cuenta del terrible error salió corriendo para buscarle una nueva cabeza… y encontró una de elefante. Es el dios que abre caminos, libera los obstáculos y bendice los nuevos inicios. Si estás en un cambio de ciclo, su energía es ideal. Está relacionado con lo terrenal por eso una buena forma de conectar con su energía es a través de posturas de arraigo: planta bien tus pies en el piso y siente esa estabilidad.
3. Shiva. Es el primer yogui. Le llaman "El benevolente"; tiene un tercer ojo de la sabiduría, una media luna como corona porque controla el tiempo y una serpiente de collar porque sus poderes trascienden la muerte. Se dice que es un dios destructor, pero en un sentido positivo. Destruye para renovar y purificar, ésa es la intención energética con la que puedes conectar en tu práctica.
NAMASTE.