Ya no hay dudas ni pretextos, pues sabemos que un estilo de vida saludable nos brinda muchas ventajas no sólo en nuestro cuerpo y su óptima función, sino también en varios aspectos de la vida diaria. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) un estilo de vida saludable se define como una combinación de hábitos a nivel físico y mental, determinados por factores socioculturales y características personales.

¿Cuántas veces has intentado mejorar tus hábitos? Hacerlo no es fácil, de hecho es un trabajo de mucho esfuerzo. Lo ideal es adoptar buenos hábitos desde los primeros años de vida, sin embargo adoptarlos como adulto tampoco es imposible. El mayor esfuerzo estará en mantenerlos para disfrutar de sus beneficios a largo plazo. Una vida saludable aumentará las posibilidades de mantener a la raya problemas como sobrepeso y enfermedades metabólicas tales como diabetes, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, entre otras.

Junto con el sueño y el ejercicio, uno de los hábitos en los que debemos poner atención es la alimentación. Es sin duda el más importante de los ejes en los que debemos trabajar, pues todo comienza desde dentro y contar con una óptima salud digestiva es fundamental para el bienestar en general. 

Adopta o retoma un estilo de vida saludable

- Aumenta el consumo de frutas, verduras y hortalizas y procura incluirlas en todas tus comidas

- Reduce tu ingesta de grasas al elegir alimentos preparados al vapor, hervidos o bien, en freidora de aire

- Modera la cantidad de sodio, ya que su consumo en exceso puede impactar tu salud

- Realiza tu actividad física favorita de manera frecuente para ayudar a tus músculos, huesos y articulaciones a mantenerse en forma

- Cuida tu bienestar emocional dándote tiempo para ti y realizando actividades que te brinden un estado mental positivo

- Incluye el consumo diario de probióticos en tu alimentación ya que pueden ayudar a mejorar tu salud digestiva, incluso hay probióticos que pueden ayudar a al sistema inmune

Cómo mantener hábitos saludables

1. Conoce tus hábitos. Debes crear conciencia sobre lo que haces habitualmente y entender cuáles son los puntos en los que debes trabajar. Considera hacer anotaciones antes de realizar cualquier cambio. Primero solo observación.

2. Haz un plan. Ya que encontraste esos puntos en los que vas a trabajar, realiza un plan para entender cómo lo cumplirás. No te exijas demasiado, es importante saber que será un trabajo de muchos meses e incluso años. 

3. Mantén el buen camino. Realiza objetivos a corto y largo plazo, pero no te llenes de ellos, haz uno o dos a la vez. Hacer anotaciones te puede ayudar mucho a mantenerte dentro del plan y motivarte con los resultados. 

4. Se paciente. Los buenos hábitos se construyen a largo plazo y son para toda la vida, así que ve despacio y disfruta todo el proceso, sin desesperarte. 

5. Acude con expertos. Si tienes planes muy específicos que incluyan importantes cambios en ejercicio y dieta, es recomendable acudir con los especialistas, con quienes podrás compartir tus objetivos e idear un plan en conjunto.

Con información de Activia