La organización ofrece grandes ventajas para tu vida. Aunque hay diversos consejos que afirman ayudarte a mejorar el orden, la mayoría requiere mucho esfuerzo y tarde o temprano terminas por dejarlo por la paz, para regresar a tu desorden. Hay una técnica que puede, por fin, ayudarte a lograrlo. 

Lo primero que necesitas es mirar a tu alrededor y entender qué es lo que causa el desorden. Observa estos patrones y peculiaridades y toma nota de ellos. Si se trata de tu casa, observa dónde está cada cosa y por qué. Lo que ves es lo natural y lo que la mayoría de los consejos de organización y orden te piden combatir; sin embargo, lo puedes usar a tu favor. 

No vas a cambiar lo que ya haces, vas a tomarlo y hacerlo funcionar. ¿Tienes una silla en el cuarto donde siempre pones tu ropa? No dejarás de hacerlo sólo porque decides tener más orden; no puedes construir una nueva rutina para lidiar con tu ropa amontonada. En su lugar, coloca un cesto y lleva la silla a un sitio diferente. 

No tienes que crear un nuevo hábito para usarlo, porque ya lo haces. No hay falsos comienzos porque no tienes que cambiar a lo nuevo, ni hay regresión a lo viejo con el tiempo. Sólo haces que funcione lo que ya hacías.

Puedes llevar este enfoque a cualquier otra cosa en tu vida. En tu cocina, cambia de lugar los ingredientes o utensilios que no utilizas y colócalos donde tengas los que usas con más frecuencia. Establecer un sistema diferente que se adapte a tu rutina funcionará mejor.

Si este enfoque te ayuda, puedes aprovecharlo aún más si lo usas al revés. Si olvidas objetos que están fuera de la rutina, hazlos evidentes al colocarlos en tu camino, cerca de tus llaves o lentes, recargados en la puerta de salida, etcétera. Así utilizas tu propia confianza y rutina. Tú no eres el problema; el mundo que te rodea lo es, y puedes hacerlo mejor a través de pequeños ajustes.

Con información de Greatist