Últimamente se habla mucho del sargazo, que se ha convertido en un problema ecológico y turístico en las playas del Caribe mexicano. Pero no todo es malo alrededor de esta alga. También tiene su lado positivo, pues ha puesto a trabajar la creatividad de varios emprendedores mexicanos.
Estos ingeniosos emprendedores han dejado de ver a esta alga como un obstáculo para concebirla como una oportunidad que se puede aprovechar para crear otros materiales y compuestos de los que se pueden obtener productos útiles, como combustibles, fertilizantes, materiales de construcción y materia prima para elaborar papel y calzado.
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Desde hace 6 años, antes de que el sargazo se convirtiera en un problema y en una tendencia, Omar Vázquez, habitante de Quintana Roo, lo ha utilizado para nutrir y fumigar las plantas de su vivero. Pero después, con las casas de adobe de antaño en mente, también le surgió la idea de fabricar un bloque de construcción hecho con un 60% de sargazo y 40% de otras materias orgánicas.
Como primer proyecto construyó una casa de 40 metros cuadrados, igual a aquella donde pasó su infancia. Para realizar la construcción usó 20 toneladas de sargazo, con las cuales elaboró 2 mil 150 bloques con un método totalmente artesanal.
Su material de construcción ya está patentado y fue solicitado por un grupo hotelero para utilizarlo en un nuevo desarrollo en Tulum, por lo que Vázquez ya estableció una fábrica al sur de Quintana Roo.
Victoria Curiel Morfil, una joven de 18 años que reside en Cozumel, estaba preocupada por el problema de generación de basura que representan los libros y cuadernos que los estudiantes como ella desechan al terminar cada ciclo escolar. Así que decidió crear un proyecto para darles una vida nueva al reciclarlos y crear nuevo papel con ellos.
Sin embargo, además del papel para reciclar necesitaba celulosa. Comprarla no era opción, pues su idea era usar material natural o reciclado, y entonces se le ocurrió emplear el sargazo.
Así surgió Sargánico, su pequeña empresa que se dedica a la elaboración de papel reciclado, hecho a base de sargazo y del papel de los libros y cuadernos que ya no se usan. Con la materia prima que obtiene, elabora artículos como libretas, folders y posavasos. Su innovadora idea llegó a la imprenta Grupo Regio, que decidió asociarse con ella en su desarrollo y comercialización. Ahora, su producto estrella son las libretas, que se venden en alrededor de 200 pesos y para cuya fabricación emplea casi 200 kilos de sargazo en una semana.
Desde hace 8 años, Adrián López se dedica al reciclaje de envases de tereftalato de polietileno (PET), para usarlo como materia prima para su marca de calzado sustentable Renovare Ocean, con sede en León, Guanajuato.
Ahora, la llegada de cantidades enormes de sargazo a las playas mexicanas le abrió el panorama para la creación de un nuevo producto. Al combinar PET y sargazo, este emprendedor encontró un material lo suficientemente resistente como para usarlo en las suelas de su nueva línea de calzado llamada EVO, que serán resistentes al agua y estarán disponibles en diferentes colores pastel.
Para cada par de zapato se requieren entre 5 y 8 botellas de PET y 100 gramos de sargazo. Esto significa que, para fabricar 20 mil pares de tenis, se requerirían alrededor de 2.5 toneladas de sargazo.
Por el momento, la pequeña producción de estos tenis está en fase experimental y no están a la venta. El proyecto cuenta con el apoyo del Centro Empresarial de Quintana Roo, y se espera que cuando se comercialicen salgan al mercado con un precio de mil a mil 400 pesos, cantidad de la cual se destinará un porcentaje para ayudar con la limpieza de las playas afectadas por el sargazo.