La vida puede ser muy dura y eso es algo que todos saben. Incluso gente con millones en el banco ha pasado por situaciones difíciles y ha tenido que tomar caminos que cambiaron el rumbo de su historia.
Quizás ahora te preguntes si todo aquello que has sacrificado o dejado a un lado para luchar por tus sueños ha valido la pena. Tal vez la vida que llevas en estos momentos no es como la imaginabas cuando eras pequeño y comienzas a cuestionar las decisiones que has tomado. Tal vez mires a tus amigos con sus familias, su casa y su seguridad financiera, mientras tú continúas en busca de tu propio camino.
Y es de admirarse una persona que, aun cuando tiene muchas opciones de quedarse en un solo lugar, decide salir y jugársela por todo, incluso cuando eso no le dé seguridad en ese momento.
Hay personas que desean vidas geniales y extraordinarias, donde puedan viajar a todas partes, conocer cientos de personas y tener todo lo que quieran, pues justo ahora viven en la cultura de poder hacer lo que quieran, cuando quieran, lo cual es totalmente posible si tienen suficiente efectivo en el banco. Pero la realidad de la mayoría de la gente está en esforzarse, trabajar duro y poco a poco conseguir lo que desea.
Mucho o poco, has llegado hasta aquí. No importa cuáles han sido tus decisiones, pues has tenido la suficiente confianza en ti mismo, especialmente en un mundo donde las redes sociales te invitan a vivir una vida perfecta.
La siguiente es una pequeña guía para saber si los sacrificios que has hecho y los caminos que has elegido realmente serán lo mejor para ti, aunque mucho de esto se reduce al autodescubrimiento.
Cuando vives alineado conforme a tus valores y tus decisiones son igualmente tomadas bajo estos principios es mucho más sencillo sentirte en paz con lo que haces, ya sea un trabajo, un proyecto o en la escuela.
Definir cuáles son los valores que mejor van contigo es una buena forma de comenzar. Por ejemplo, si uno de tus valores es la honestidad, no buscarás un empleo donde vendan artículos en mal estado. Claro, hay ocasiones en las que las personas no tienen mucha opción, pero siempre es bueno tomar decisiones que vayan de acuerdo con lo que eres por dentro.
Aun con todo lo que se ve y escucha en redes sociales sobre tener una vida perfecta, con la familia perfecta y la ropa perfecta, vivir tu propia versión del éxito y sentirte a gusto con ello es una las sensaciones más gratificantes.
Al igual que todos tienen sus propios valores, todos tienen su propia definición de éxito. Al contrario de lo que podría sugerir la cultura, no existe un escenario único para todos. Y si en estos momentos no tienes absolutamente todo lo que deseas, recuerda que ahora mismo trabajas por ello, para tenerlo en un futuro no muy lejano.
En ocasiones las personas abandonan oportunidades o una vida que los hacía felices únicamente por perseguir más dinero o más éxito que en años siguientes les traerá felicidad. Felicidad que muchas veces no llega y termina por desgastar la vida que tenían.
Un claro ejemplo de esto es la película Click, de Adam Sandler, donde el personaje principal le da más importancia al trabajo que a su familia, lo que provoca su divorcio y una mala relación con sus hijos, todo porque deseaba ser gerente de su compañía y tener más tiempo libre.
Si no hay nada que te entusiasme de una oportunidad y te llene de pasión y propósito, o si se trata únicamente de crear una vida ideal en el futuro, lo más probable es que no valga tu tiempo y energía.
Detente y pregúntate: ¿este es un proceso en el que puedes lanzarte con entusiasmo y lograr algo grande para ti, o sacrificarás todo lo que tienes ahora, que te hace feliz, únicamente por pensar en el futuro?
En alguna ocasión se le preguntó al Dalái Lama qué era lo que más le sorprendía de la humanidad, a lo cual respondió: "Que sacrifica su salud para ganar dinero. Luego gasta su dinero para recuperar su salud. Y luego está tan ansioso por el futuro que no disfruta del presente; el resultado es que no vive en el presente ni en el futuro; vive como si nunca fuera a morir, y luego muere sin haber vivido nunca realmente".
Por ninguna recompensa, monetaria o de otro tipo, vale la pena sacrificar tu bienestar físico, mental y emocional. Si trabajas tan duro que tienes poco tiempo para comer bien, hacer ejercicio y dormir lo suficiente y terminas con sobrepeso, exhausto y en camino de sufrir un ataque cardiaco, ¿realmente eres feliz con lo que haces?
Está bien hacer sacrificios, siempre y cuando sean por una causa que creas o un sueño que te emocione. Las personas lo hacen todo el tiempo, ponen en una balanza lo que cuesta alcanzar ese sueño y se ponen a trabajar.
Nada que valga la pena será fácil, eso es obvio, pero tampoco nada que valga la pena te hará perder la cordura y tu propia salud mental o física. Los sacrificios son necesarios, pues forjan tu carácter y te hacen tomar mejores decisiones futuras, pero identifica qué sacrificios van a traerte una verdadera recompensa y cuáles no te harán sentir más pleno ni más feliz.
Todos los humanos están programados para buscar el placer y evitar el dolor, lo que los psicólogos positivos denominan felicidad hedónica. Esto es lo que sientes cuando haces algo que mejora tu estado de ánimo, y es por eso que a menudo existen altibajos.
A veces puedes pensar que "la buena vida" significa abundante tiempo libre, diversión y emoción. Y esas cosas son definitivamente asombrosas, por lo que a menudo estarás dispuesto a hacer sacrificios en el presente con la esperanza de tener más de eso en el futuro.
Pero hay otro tipo de felicidad que no depende del placer hedonista y se llama felicidad eudaimónica. Esto es lo que experimentarás cuando tengas sentido en tu vida. Cuando te dediques a algo más grande que tú mismo. Cuando asumas nuevos desafíos, crezcas y uses tus fortalezas para contribuir al bien común de alguna manera.
Si haces algo que te parece profundamente significativo, si has dedicado tu vida a una causa, te sientes comprometido con tu devoción y te sientes orgulloso del impacto que tienes, será mucho más fácil hacer las paces con los sacrificios.
Foto de portada: Freepik