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5 hábitos de las personas con alta inteligencia emocional

Abril 10, 2018

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Todos estamos expuestos diariamente a dificultades, conflictos, encrucijadas o incluso discusiones que si no se saben manejar pueden subir de tono y convertirse en peleas. Lo importante ahí es cómo reaccionamos ante esas situaciones de tensión. La correcta toma de decisiones te lleva por buen camino, pero para esto, hay que saber mantenerse a flote respecto de la desesperación o las confrontaciones innecesarias.

 

Ante una discusión, caer en el drama, las exageraciones o la victimización argumentativa son señales de que estás dejándote guiar más por las emociones que por la inteligencia. Para evitarlo, te compartimos cinco hábitos que las personas con una inteligencia emocional alta llevan a cabo frente a los problemas:

 

1) Responder en vez de reaccionar. Existe una diferencia fundamental entre estas dos acciones: en la primera entran en juego el juicio y el diálogo, y en la otra, únicamente los impulsos y las emociones. Las reacciones precipitadas te alejan del propósito de llegar a un acuerdo, mientras que el análisis y la comunicación permiten que veas la situación desde todos los ángulos para optar por lo que más convenga.

 

2) Usar la paciencia como una ventaja. Las personas que han cultivado su inteligencia emocional tienen la capacidad de tomar distancia ante las provocaciones directas y escuchar sin juzgar todo lo que el otro tenga que decir. A veces el otro se puede desesperar más rápidamente, y eso le daría de inmediato la ventaja a quien ha sabido escuchar y reflexionar mientras tanto.

 

3) Enfrentar con autocontrol. Esto significa no caer en la tentación de usar la imposición ni la agresividad para demostrar un punto. Las personas que pueden regular sus emociones y canalizarlas hacia pensamientos positivos demuestran madurez y tienen más chances de dirigir cualquier conflicto a buen término, además de que evitan engancharse en relaciones y ambientes tóxicos.

 

4) “Mirar la pintura completa”. Es decir, comprender que existen muchos puntos de vista, posturas y opiniones que incluso se contradicen entre sí. También significa entender el contexto en el que se está desarrollando una discusión y que probablemente lo que la impulsa ahora no hubiera sido igual en otro momento. Comprenderlo es dar la oportunidad de dejarla pasar sin mayor contratiempo.

 

5) Usar la compasión para disolver conflictos. Hay ocasiones en que una discusión que parece no tener fin está siendo alimentada por cosas que no ves; posiblemente, problemas personales de la otra persona, frustraciones o incomodidades que trae de otro lado y las descarga aquí, frente a ti. En estos casos, para identificar si no es esto lo que está pasando, conviene preguntar ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda?, y después escuchar.

 

Si interiorizas estos hábitos y los comienzas a poner en práctica cada vez que estés frente a un conflicto que demande tus energías, estarás fomentando el desarrollo de tu inteligencia emocional. Es cuestión de conciencia y constancia. Proponte realizar estas acciones cada vez que te toque enfrentar una discusión o una toma importante de decisiones.

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