El momento actual es bastante complicado por donde se vea. La tensión, el temor, la angustia, la incertidumbre y todo ese cúmulo de emociones que generan el confinamiento por un lado y la salida a la llamada "nueva normalidad" por el otro, pueden hacer que en tu mente surjan toda clase de pensamientos negativos.
La negatividad puede manifestarse espontáneamente, y a menudo lo hace de manera inquietante. Por ejemplo, puedes estar sentado con tu pareja y de pronto un pensamiento te asalta, te hace sentir que en cualquier momento esa persona podría llegar a engañarte o dejarte y piensas en lo mal que te sentirías si eso pasara; esto genera en ti dudas y temores.
O, en el escenario del mundo actual, puedes estar en tu oficina tranquilamente y de pronto pensar que en el trayecto te puedes contagiar, y todo lo malo que ese hecho desencadenaría.
Sí, es absurdo que algo negativo se te ocurra en un momento positivo o neutral, pero es común y se debe a que la negatividad puede tener vida propia dentro de tu psique, sobre todo en momentos difíciles e inciertos como el actual.
Además, a menudo esa negatividad hace que te sientas incapaz e impotente para hacer algo al respecto. La pregunta es: ¿qué puedes hacer para gestionar eficazmente los aspectos negativos de tu mente? Las siguientes alternativas te pueden ayudar a lograrlo.
Es un hecho que no todo en la vida debe ser positivo todo el tiempo. Siempre hay altibajos y malas rachas a las que tus emociones reaccionan. Sin embargo, las emociones y los pensamientos negativos no suelen ser "socialmente aceptables", por lo que la mayoría los ocultan y se niegan a admitir lo que realmente sienten y piensan.
Pero ten presente que, aunque no lo reconozcan públicamente, todos tienen sus malos momentos y su lado oscuro. La negatividad forma parte de la vida, es parte del equilibrio y la dualidad que existe en todo.
Así que no te sientas mal ni te juzgues cuando esos pensamientos negativos ronden tu mente. No estás solo, todas las personas, desde la más explosiva hasta la más apacible han pasado por momentos así al menos una vez en su vida.
Un pensamiento es una pequeña secreción de neurotransmisores. Según algunas estimaciones, suceden a miles por hora (en realidad, no se pueden cuantificar, ya que el cerebro nunca descansa y procesa constantemente una enorme cantidad de datos).
Algunos de estos datos salen a la superficie, que es cuando les das un significado consciente. Y aunque muchísimos de los pensamientos que surgen son positivos, es curioso que se le suele dar más peso a los negativos, aunque sean los menos.
Esto se debe a que los apegos negativos son poderosos y son los que te mantienen pegado a la angustia interna. El primer paso para evitarlo es ser consciente de ello. Y lo que sigue es no dejar que esos pocos pensamientos negativos te dominen. Al final, son sólo pensamientos y no saldrán de tu cabeza a menos que tú decidas convertirlos en palabras o acciones.
Así que ten siempre presente que, por negativo o perturbador que sea un pensamiento que aparece en tu mente, sólo es un pensamiento. No es ni bueno ni malo. Sólo tiene el significado que tú le das. No te enfoques en él, no le des vueltas ni lo juzgues, tampoco dejes que repercuta en tus palabras o acciones; simplemente deja que fluya y continúa con lo tuyo.
Para tomar de nuevo el ejemplo del pensamiento que te ataca al estar con tu pareja, no debes dejar que esa idea domine tus palabras ni tus acciones; es decir, no le reclames a tu pareja por cosas que sólo están en tu mente. Deja que ese pensamiento se vaya y enfócate en lo que viven y comparten en ese momento.
De la mano del punto anterior, para manejar esos pensamientos negativos no se trata de luchar contra ellos ni de verlos como el enemigo a vencer, pues al final también son parte de ti, de tu luz y oscuridad. Como todos, eres una persona imperfecta y vulnerable, que a veces ve las cosas positivas y luminosas, y otras sólo puedes ver los matices grises y sombríos.
Así que no te resistas a esos pensamientos, no los niegues ni los combatas. Acéptalos, conócelos y trata de entender lo que hay detrás de ellos, qué los hace surgir; pregúntate si vienen de algo que viviste recientemente, de vivencias del pasado o si son tus miedos y temores los que los alimentan.
Toma de nuevo el ejemplo de la pareja. En lugar de sentirte mal por pensar que tu pareja puede dejarte o engañarte, pregúntate por qué surge en ti esa duda; ¿viene de alguna inseguridad surgida por un engaño o abandono previo de parte de alguna de tus exparejas?, ¿viene de más atrás, del abandono de un padre o madre ausente? Analízalo y encuentra el origen de ese temor al engaño o el abandono.
Así, al reconocer y comprender tus pensamientos negativos, podrás gestionarlos de mejor manera, para recibir el mensaje que tratan de darte y solucionar lo que sea necesario desde la raíz, no sólo maquillarlo superficialmente.
Muchas veces, este trabajo requiere de la guía de un especialista, así que no descartes la posibilidad de acudir a terapia si sientes que la negatividad invade tu mente la mayor parte del tiempo. Piensa que siempre hay una solución que suele estar dentro de ti, sólo necesitas dar con la raíz para trabajar en ella. Así que libérate de prejuicios y si consideras que será benéfico para ti, encuentra el tipo de terapia más adecuado para tus necesidades.
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