¿La mala suerte es real? Las personas suelen creer que diversas situaciones pueden considerarse rachas de mala suerte, porque casualmente se desatan varios episodios que les hacen creer que es una etapa en que las cosas no salen bien.
Aun los más escépticos pueden creer en que la suerte controla su vida, sobre todo cuando las situaciones desagradables llegan una tras otra.
En realidad, los eventos que ocurren son de naturaleza puramente aleatoria. En otras palabras, la buena suerte y la mala suerte no existen en la forma en que la gente cree. Y, lo que es más importante, incluso si aparecen eventos negativos aleatorios, la perspectiva y reacción pueden convertirlos en cosas positivas.
Tu suerte no es peor ni mejor que la de cualquier otra persona. Simplemente se siente de esa manera. Mejor aún, hay dos cosas simples que puedes hacer que revertirán tus sentimientos de mala suerte y la cambiarán.
Lo que sucede en tu vida no se debe a los caprichos de la suerte, el destino, las fuerzas sobrenaturales, otras personas o cualquier otra cosa fuera de ti. Los psicólogos llaman a esto locus de control externo. Es un tipo de fatalismo en el que las personas creen que pueden hacer poco o nada para cambiar sus propias vidas.
Hay dos acciones que las personas en general realizan: tratar de cambiar su suerte con actos de superstición, o simplemente esperar de manera pasiva lo que venga, que las cosas se solucionen solas mientras se quejan de que sus esperanzas no son buenas.
La mayoría de las personas exitosas tienen una opinión distinta. Tienen un locus de control interno. Creen que lo que sucede en su vida depende de ellos en mayor medida, y que incluso cuando ocurren eventos casuales lo importante no es el evento en sí, sino la manera de responder ante él.
Esto los vuelve proactivos, comprometidos, listos para probar cosas nuevas y deseosos de encontrar los medios para cambiar cualquier cosa que no les guste en sus vidas. No son fatalistas y no culpan a la mala suerte por lo que no está bien en su mundo. Buscan una manera de mejorar las cosas.
¿Son más afortunados que los demás? Por supuesto que no. La suerte es aleatoria, eso es lo que significa el azar, por lo que es tan probable que sufran contratiempos como cualquier otra persona. Lo que es diferente es su respuesta. Cuando las cosas van mal, buscan rápidamente formas de corregirlas. Intentan aprender de lo que sucedió para evitarlo o corregirlo la próxima vez y continuar con su vida lo mejor que puedan.
Tu locus de control interno no es genético, lo aprendiste de alguna manera. Si no te funciona, cámbialo.
Si te enfocas en lo que está mal en tu vida, especialmente si lo ves como mala suerte, difícilmente podrás hacer algo por cambiarlo. En poco tiempo estarás tan convencido de que todo está en tu contra, que esto hará que cada vez más casos los relaciones con ello. Como resultado, te ahogarás en energía negativa y es muy poco probable que intentes cambiarlo, convencido de que nada de lo que puedas hacer mejorará tus perspectivas.
Los perdedores son aquellos que están convencidos de que fracasarán antes de comenzar algo; convencidos de que su mala suerte arruinará cualquier posibilidad de éxito. Las verdaderas razones de su fracaso son la ignorancia, la pereza, la falta de habilidad o la falta de previsión, todo lo cual se podría corregir.
Para mejorar tu fortuna, primero debes decidir que lo que sucede casi siempre depende de ti; luego trata de enfocarte en lo que funciona y lo que sale bien, no en las cosas malas. Revisa objetivamente tu situación real, recupera el control de tu destino y logra lo que te propongas: tu destino depende de las elecciones que hagas.
Con información de Lifehack