El corazón es el órgano vital más representado y utilizado en la cultura popular, desde las ilustraciones románticas hasta los emoticones todos sabemos cómo se ve ese símbolo del amor. No se parece mucho, por cierto, al de nuestra anatomía física, con su forma irregular y tantos conductos que lo conectan con otras partes del cuerpo.
Pero, ¿qué hay del corazón energético? ¿En dónde está y qué forma tiene? Hay varias maneras de responder esta pregunta según diversas filosofías y prácticas, en la yogui se dice que habita en el plexo solar y está vinculado con el cuarto chakra.
La forma más fácil de entenderlo y conectar con él es visualizar un punto de luz en ese espacio. No tiene una forma definida porque la energía no crea formas materiales, simplemente se expande. Para representarlo sí hay colores y formas.
El chakra del corazón se llama Anahata, es de color verde y su mantra semilla, es decir, el sonido con el que vibra es “yam”. Ahora, cuando hablamos de anatomía energética es un reto asumir que los canales y centros por los que recorre nuestro ser no son contenedores limitados.
Me refiero a que no podríamos dibujarlos en láminas como las del sistema circulatorio y mucho menos observarlos. Es simplemente un impulso, una intuición sobre su estado de apertura y equilibrio lo que nos permite imaginarlo.
Entonces, para responder a la pregunta de cómo es tu corazón energético, diría que es un espacio de luz contenido por el pecho aunque no limitado por él. Porque la energía es expansiva y se comparte.
Lo importante es encontrar ese punto de balance en el cual esa energía amorosa y compasiva te nutre a ti, que es el primer paso (amarse a uno mismo), para después llegar a otros y finalmente a todos. Esa es la verdadera compasión en la filosofía yogui, un corazón energético dispuesto a compartir con todos; conocidos y desconocidos, amigos y enemigos; personas y animales.