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Los problemas que puedes enfrentar cuando empiezas a meditar

Julio 17, 2020

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Problemas al meditar para principiantes

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  • Tips para solucionar las barreras más comunes al iniciarte

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Si crees que la meditación es algo que sólo los monjes budistas o personas con vidas apacibles pueden hacer, piénsalo de nuevo. En realidad, cualquier persona que lo desee y se lo proponga puede meditar.

 

Además es una práctica que, más allá de cualquier filosofía o creencia, aporta innumerables beneficios para la salud y el bienestar físico, emocional y mental

 

Para empezar, la meditación puede disminuir la presión arterial, los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y el colesterol. Además, aumenta la creatividad, reduce la ansiedad, ayuda a que te sientas más tranquilo y positivo, y también fortalece tu sistema inmunológico

 

Si nunca lo has hecho y planeas iniciarte en el mundo de la meditación es importante que conozcas algunos problemas y barreras que puedes llegar a enfrentar, para que sepas que es algo normal y no por ello abandones la práctica. A fin de cuentas, como todo lo nuevo que intentas, se requiere de un periodo de adaptación y de constancia para que el resultado sea cada vez más benéfico y satisfactorio para ti.

 

No tienes tiempo para meditar

Es el problema más común que le dificulta a las personas iniciar una práctica meditativa habitual. Es normal que te sientas demasiado ocupado y abrumado, debido al acelerado ritmo de vida al que te has habituado. Pero si te lo propones, puedes dedicar al menos 10 o 15 minutos al día para meditar. Bastará con que te levantes un poco antes o en la noche reduzcas ese tiempo de ver televisión o navegar por tus redes sociales.

 

No puedes quedarte quieto

Tu cuerpo y tu mente están acostumbrados a estar en constante actividad, así que puede resultar complicado para ti permanecer un tiempo en una determinada posición sin moverte, sobre todo si eres un tanto hiperactivo. 

 

Si de plano sentarte 15 minutos no es para ti, prueba las meditaciones en movimiento, que puedes realizar al caminar mientras sincronizas tu respiración con el ritmo de tu andar o al contar mentalmente una numeración determinada mientras avanzas (hazlo en un sitio seguro, sin que debas cruzar calles, como un parque o bosque, por ejemplo).

 

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Además, existen actividades que por su naturaleza relajante y repetitiva te pueden conducir a un estado meditativo, como tejer, coser, bordar, hacer manualidades, colorear, dibujar, cocinar, cuidar tus plantas, acariciar a tu mascota… prueba con todas esas cosas que te relajan y que mantienen tu mente en el momento presente, y seguro encontrarás algo equivalente a la meditación sin necesidad de permanecer inmóvil.

 

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Tu mente no deja de pensar

Esto es de lo más normal y ocurre porque así es como funciona naturalmente tu mente; es imposible frenarla o dejarla en blanco, pues todo el tiempo hay pensamientos y muchísima información que se mueve en ella.

 

Entonces, de lo que se trata no es de eliminar esos pensamientos sino de no enfocar tu atención en ellos. Para hacerlo, concéntrate en tu respiración; puedes contar tus respiraciones o repetir una palabra o frase en tu mente, sin pronunciar nada (no necesariamente debe ser un mantra, puede ser algo como “estoy en paz", “calma” o seguir una numeración). 

 

Otra alternativa es seguir una meditación guiada, pues en ella una voz apacible te va a decir lo que tienes que hacer durante el tiempo que dure el proceso meditativo y así tu mente estará enfocada en sus palabras y en sus instrucciones, no en tus pensamientos. 

 

Te quedas dormido

Esto es muy normal y común al principio, pero no es nada malo, al contrario; significa que lograste relajarte a un nivel tal que te dormiste. Ahora, el siguiente paso es mantener ese nivel de relajación mientras permaneces despierto (a menos, claro, que realices una meditación para dormir, pues en ellas ese es justo el objetivo).

 

Para evitar dormirte, mantén tu columna recta y los ojos abiertos (puedes fijar tu vista en algún objeto cercano para mantenerte más atento); cuando empieces a dominar la práctica y el sueño no te venza, podrás cerrarlos y así entrar a un estado meditativo más profundo. 

 

Te duele alguna parte del cuerpo

Si tienes problemas de columna o articulaciones, es probable que la postura tradicional para meditar te resulte incómoda o te produzca dolor permanecer en ella durante varios minutos.

 

No te preocupes; no es que haya una forma correcta o incorrecta de sentarse para meditar y, a fin de cuentas, de lo que se trata es de que te sientas bien y estés cómodo. Así que si sentarte en el suelo o un cojín no es para ti, puedes meditar sentado en una silla, de pie o recostado (siempre y cuando no te quedes dormido). O bien, prueba la meditación mientras caminas, ya sea fuera o dentro de casa.

 

No sientes nada especial al meditar

Probablemente has leído o escuchado que, muchas veces, quienes meditan sienten, perciben o “ven” determinadas cosas, y quizás te desanimes si eso no te ocurre. Pero no dejes que eso te haga desistir, pues la meditación es una práctica muy personal y la experiencia que se vive puede variar muchísimo de una persona a otra.

 

Así que no te preocupes si no sientes nada en especial al inicio, ya que, como todo, es cuestión de práctica, de lograr enfocarte en el instante presente y relajarte por completo; y eso, sólo con constancia y paciencia lo vas a lograr. 

 

Evita tener expectativas y simplemente deja que tu meditación fluya. Sé paciente contigo mismo y no juzgues los resultados de tu práctica, que no tiene por que ser igual ni parecida a la de alguien más.

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