Meditar viene de muchas formas; existe la meditación mientras caminas, la meditación trascendental, el mindfulness, y la lista continúa. Meditar no se trata de poner tu mente en blanco, porque eso es prácticamente imposible. Meditar es ver tus pensamientos desde afuera, no juzgarlos, relajar tu cuerpo y, sobre todo, conectarte con tu respiración. El fin de meditar es justamente que puedas unificar tu mente, cuerpo y espíritu para poder ver la vida con otros ojos.
Para meditar no es necesario que te internes en las montañas ni que te conviertas en un monje, solamente necesitas paciencia, persistencia y práctica constante para ver los resultados.
Dentro del yoga existen muchas prácticas que te ayudan a lograr un equilibrio mental y físico. Yoga significa unión; no solamente es la práctica física, las asanas, sino la serie de herramientas que tienes para lograr ese estado de calma. Una de ellas es el yoga nidra.
El yoga nidra, o sueño yóguico, como se le conoce comúnmente, es una técnica de meditación inmensamente poderosa, y una de las prácticas de yoga más fáciles de desarrollar y mantener.
La idea es que permanezcas en savasana (postura del cadáver) mientras haces un escaneo de todo tu cuerpo y te concentras en la respiración. Esta meditación sistemática te lleva a través de la pancha maya kosha (cinco capas del yo), y al final te sentirás relajado por completo.
Es una práctica que también te sirve de preparación para las técnicas de respiración o una meditación más prolongada. Es necesario que le dediques tiempo de calidad a esta práctica.
Solamente necesitas:
Recuerda que la práctica de yoga nidra no es para que te quedes dormido, pero si lo haces tampoco te sientas mal por eso. Es importante que no juzgues tus pensamientos; siempre que sientas que algo perturba tu mente, respira y déjalo ir.