Los beneficios de la meditación no son solamente para los adultos de la casa, los niños también pueden aprender a meditar e incluso obtendrán numerosos beneficios de ello. Por ejemplo, la meditación puede ayudarles a conectar con sus emociones, a mejorar la hiperactividad, a mantenerlos más concentrados durante alguna actividad o simplemente a relajarse (ellos también lo necesitan).
Los niños están más conectados espiritualmente que los adultos porque no han acumulado años de creencias limitantes y dominación del ego. Con la práctica continua y la repetición, es más fácil para los niños apagar su ego y entrar en la zona de meditación, ya que todavía están muy conectados a su voz interior.
Sí, puede ser todo un reto comenzar con la práctica de meditar al ser tan pequeños y dispersos, pero no es imposible. Solamente debes tener un poco de paciencia y toda la disponibilidad de compartir esta hermosa práctica con tus hijos. Las siguientes técnicas te pueden ayudar.
Enséñales cómo es el mudra del loto, al formar una flor con sus manos. Después, una vez que ya están concentrados en esa flor, sigue la respiración consciente. Anímalos a utilizar sus sentidos: a qué huele la flor, de qué color es la flor, y hazles preguntas al respecto. Todo mientras se concentran en su respiración.
Es importante que los niños empiecen a dialogar con sus emociones y sentimientos para que puedan conectarse con su dolor, su ira y su felicidad. A veces los niños ni siquiera saben lo que sienten, y eso está bien. Aunque su vocabulario puede ser limitado, es a través de la capacidad de estar plenamente presentes que pueden entender realmente cómo se sienten.
Es sumamente importante que los niños aprendan cómo deben respirar conscientemente. A los que ya tienen más edad puedes explicarles cómo inhalar correctamente por la nariz y exhalar también por la nariz, cómo se debe inflar su abdomen al hacer esto y desinflar al exhalar.
Esta actividad implica respirar por la nariz durante cuatro tiempos, retener otros cuatro tiempos y exhalar por la nariz en cuatro tiempos más.
Es una técnica fabulosa para ayudar a los niños a concentrarse cuando hacen la tarea, antes de dormir o cuando necesitan un descanso si están estresados, enfadados o tristes. La disminución de la velocidad de la respiración permite que entre más oxígeno hacia el cerebro, lo cual fomenta una mayor claridad mental.