La positividad tóxica es un término bastante escuchado este año, aunque ha existido por décadas. Pero antes de que continúes con la lectura, es importante que sepas que positividad y positivismo no son la misma cosa.

La positividad, como dice la palabra, es la cualidad de ser positivo, empático, alegre y optimista, mientras que el positivismo es una corriente filosófica que afirma que los conocimientos se dan con base en las experiencias vividas.

La positividad tóxica está presente en libros, revistas, en la televisión y en inumerables canales de YouTube, donde la motivación sana es convertida en una obligación de estar feliz todo el tiempo. 

Tanto marcas como programas de televisión siempre han vendido la idea de que para ser feliz, debes cumplir ciertos estándares. Y cuando no los cumples, o te es casi imposible hacerlo, es cuando viene la frustración, pues tu vida no se parece a la de las series, películas o gente famosa de redes sociales.

Con la llegada del internet y los influencers, esto tomó mucha más fuerza, debido a que comenzaron a vender la idea de cómo era vivir una vida perfecta: tener un cuerpo, rostro y cabello perfectos, la comida perfecta salida de una revista gourmet, la pareja perfecta que siempre está feliz y sonriente, la familia perfecta, donde todos se llevan increíble las 24 horas del día, etcétera. 

Y por supuesto, esto no sería para nada un problema si no fuera porque miles y hasta millones de personas comenzaron a cambiar su estilo de vida de forma radical, sólo para encajar en lo que los influencers decían. Aquí es importante recalcar que no todo lo que se ve en internet es real; la mayoría sólo muestra el lado bonito o una sonrisa de 1 segundo para la foto, pero no sabes lo que de verdad hay detrás de esas personas ni cómo son sus vidas reales. 

La positividad tóxica no sólo afecta tu salud física, sino también la más importante: tu salud mental. El optimismo permanente y la gran necesidad de encajar y ser feliz puede traerte efectos completamente diferentes, como ansiedad, depresión y frustración.

Esto se debe a que lo único que hace este tipo de positividad es minimizar las otras emociones. Una excelente representación de esto es la que puedes encontrar en la película Intensamente de Disney; con tal de que Riley fuera feliz, Alegría decide apartar y hacer pequeña a Tristeza, lo que provoca un caos enorme en la mente de la niña.

Al igual que todo lo que se hace en exceso, cuando la positividad se usa para encubrir o silenciar la experiencia humana, se vuelve tóxica. Cuando no permites la existencia de ciertos sentimientos, caes en un estado de negación y emociones reprimidas. Debes entender que, como ser humano, tienes fallas y errores.

Algunos sentimientos más fuertes como los celos, la ira o la codicia son emociones que aparecen a lo largo de la vida y, si no son expresadas de manera correcta, pueden causar daños irreversibles a tu bienestar.

Hay días en que la vida simplemente es horrible, te sientes mal y tienes que aceptarlo. Pues al pretender que tienes "vibraciones positivas todo el día", negarás la validez de una experiencia humana genuina. 

No está mal si no eres la persona más feliz del mundo, o si aún no has logrado todo que te propusiste. Todas las personas construyen su camino paso a paso y si quieres cambiar algo, sé paciente y cuando te sientas listo, hazlo. 

Deja de presionarte y comparar tu vida con la de otros. Pueden mostrar una cara feliz frente a las cámaras o en sus redes sociales, pero realmente no conoces su forma de vida, ni siquiera si son plenos internamente. 

Identifica si tú mismo recurres a prácticas de positividad tóxica y cambia tu argumento. Todas las personas son distintas y no debes decirle a nadie cómo sentirse; procura ser un buen apoyo, pero hazlo desde la inteligencia emocional.

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