¿Qué piensas cuando escuchas que alguien es un "espíritu libre"? Quizás a tu mente llegue la imagen de alguien que no se deja guiar por lo establecido, que tiene cierta rebeldía y que vive la vida a su manera, sin buscar dar gusto a nadie más que a sí mismo. Pero, ¿qué significa realmente ser un espíritu libre? ¿Es correcta la idea que se tiene de ellos?
Para empezar, el término "espíritu" se relaciona con el alma de una persona, y "libre" se refiere a la libertad ante cualquier cosa que pueda limitar esa alma. Entonces, los espíritus libres no suelen vivir según las reglas ni siguen los caminos tradicionales. Y no es porque quieran ser renegados o rebeldes, sino porque viven de corazón y se sienten cómodos al estar fuera de su zona de confort.
Las personas con un espíritu libre sienten aversión a estar encerradas o atadas, odian aburrirse y anhelan muchas experiencias diferentes, por lo que disfrutan probar cosas nuevas. Además, se caracterizan por escuchar más a su voz interior que al mundo exterior.
Características de los espíritus libres:
- Despreocupados. No les importa lo que los demás piensen de ellos ni están motivados por normas sociales externas, sino por un impulso interno de vivir con significado, alegría y satisfacción propia.
- Intuitivos. Se guían por su propia voz interior, se conocen bien a sí mismos, viven desde su corazón y confían en sí mismos.
- Independientes. Si bien no tienen problemas para llevarse bien con los demás, también necesitan espacio y disfrutan del tiempo a solas. Caminarán solos sin problema, si eso significa que pueden mantenerse fieles a sus convicciones.
- Abiertos. Siempre están interesados en aprender o probar algo nuevo, lo que los hace más abiertos a nuevas personas, lugares, situaciones, ideas, perspectivas, formas de vida, etcétera. Esto les ayuda a ser personas libres de prejuicios y más tolerantes.
- Auténticos. No hay nada que los espíritus libres valoren más que la autenticidad. Quieren ser ellos mismos de principio a fin, y aprecian esa misma energía en los demás.
- Sensibles. Suelen ser empáticos y compasivos consigo mismos y con los demás.
- Valientes. No quiere decir que no experimenten sentimientos de miedo o duda, pero simplemente no dejan que eso los detenga, sino que lo toman como un impulso para continuar.
- Emprendedores. Además de que suelen ser líderes natos, su anhelo de libertad muchas veces les impide ceñirse a las normas, los espacios y horarios de un trabajo convencional, por lo que muchas veces buscarán emprender sus propios proyectos.
- Ambiciosos. Hacer las cosas a su manera no siempre es fácil; se requiere ambición para forjar su propio camino. Sueñan en grande y, a menudo, lo cumplen. No les gusta perder el tiempo y dan todo lo mejor en todo lo que hacen.
Sin duda, los espíritus libres tienen mucho que ofrecer al mundo en términos de autenticidad, independencia y singularidad. Cada persona puede tener un poco de espíritu libre dentro de sí, y saber cómo nutrir esa naturaleza aventurera y despreocupada puede ayudar a que cada uno se desenvuelva como un ser más auténtico y libre.