“Seré feliz cuando… (tenga una pareja, me case, tenga hijos, viva en otra ciudad, gane más dinero, tenga mi propia casa, cambie de trabajo, etcétera)”. Cada persona coloca entre esos paréntesis distintos objetivos con los que creen que lograrán alcanzar la felicidad.

 

Y justo ese es el problema de que la gente no se sienta feliz aunque tengan familia, casa, un buen trabajo, etcétera; porque se tiene la idea de que la felicidad depende de algo externo, cuando en realidad sólo depende de uno mismo. 

 

A esa idea de poner la propia felicidad en algo o alguien es a lo que se conoce como dependencia emocional; es cuando los sentimientos propios y la autoestima se basan en factores externos, como lo que otra persona siente por uno. 

 

Si te identificas con esto, para encontrar una sensación de paz, mejorar tus relaciones y encaminarte hacia la verdadera felicidad y la plenitud, entonces es importante pasar de la dependencia emocional a la independencia emocional.

 

¿Qué es la independencia emocional y por qué es importante?

La independencia emocional es la capacidad de regular tus emociones y de sentirte bien contigo mismo incluso cuando se presentan situaciones difíciles. También es la capacidad de actuar, tomar decisiones y vivir sin buscar la aprobación, atención y validación constantes de otra persona. 

 

Por ello, es importante que seas consciente de que las opiniones de la gente sobre ti están fuera de tu control y no debes dejar que te afecten y mucho menos que te detengan.

 

Una de las desventajas de la dependencia emocional es que cuando las cosas no suceden a tu favor, es probable que tu estado de ánimo y sentimientos de autoestima se vean afectados negativamente. Esto afecta tu tranquilidad y tu paz, porque los factores externos influyen en tu vida y en tu interior. 

 

Quienes son emocionalmente independientes no necesitan buscar fuentes externas para saber que están bien o que han actuado bien. Por supuesto, es normal querer tener el reconocimiento y la validación de aquellos a quienes amas, pero la dependencia emocional rebasa el límite cuando tu autoestima y el valor que te das dependen de cómo se sientan y cómo reaccionen otras personas hacia ti. 

 

En otras palabras, la independencia emocional es la capacidad de mantener el equilibrio entre prestar atención a lo que sucede fuera de ti y tener cierto control sobre tu respuesta a esos eventos. Con independencia emocional, tu sentido de ti mismo permanece intacto ante las críticas, juicios y opiniones negativas, porque el valor que te das y la confianza que tienes en ti son fuertes y sólidos. 

 

Las personas que poseen independencia emocional pueden cultivar un sentido de felicidad y paz a pesar de lo que pueda suceder en sus vidas y relaciones. Esto no quiere decir que nada les importe ni que nunca se vean afectados por cosas que suceden fuera de ellos, sino que a pesar de ello, aún tienen un sentido de quiénes son y pueden satisfacer sus propias necesidades internamente.

 

Cómo ser emocionalmente independiente

Practica la atención plena

La atención plena es el acto de prestar atención al momento presente. Es la conciencia de lo que sucede dentro de ti (pensamientos, sentimientos, sensaciones) y fuera de ti (situaciones y otros factores externos), sin juzgarlos como buenos o malos. 

 

Practicar la atención plena puede ayudarte a desarrollar la independencia emocional, al aumentar tu conciencia sobre tus reacciones y respuestas cuando las cosas no suceden según lo planeado.

 

No se puede sanar aquello de lo que no eres consciente. Por lo tanto, la atención plena te puede ayudar a aumentar la conciencia sobre los patrones de comportamiento y pensamientos que mantienen la dependencia emocional.

 

Identifica tu "por qué"

Puedes tomar como guía las siguientes preguntas para profundizar en el motivo por el que deseas desarrollar tu capacidad de recuperación interna.

• ¿Por qué es importante para ti volverte emocionalmente independiente?
• ¿Cómo te sientes cuando tienes que depender de otros o de cosas externas para sentirte mejor contigo mismo?
• ¿Cómo ha sido para ti esta experiencia?
• ¿Qué significa para ti volverte emocionalmente independiente? 
• ¿Cómo crees que tu vida cambiará al ser emocionalmente independiente y tener más control sobre tus estados emocionales?

 

Tener una comprensión clara de tu "por qué" te servirá como factor motivador para continuar con el trabajo que necesitas para volverte más independiente emocionalmente.

 

Transforma tu pensamiento

Escribe los pensamientos y creencias que te mantienen emocionalmente dependiente. Por ejemplo:

• "Necesito que otras personas se sientan bien conmigo para poder sentirme mejor".
• "Necesito que las cosas salgan a mi manera para poder sentir que tengo el control de mi vida".
• “Necesito (pareja, hijos, dinero, etcétera) para poder ser feliz”.
• “Necesito la validación o el reconocimiento de otros para sentirme suficiente y valioso”.

 

Cuando te encuentres con este tipo de pensamientos (también conocidos como pensamientos negativos automáticos), practica reemplazarlos con algo positivo, o bien, neutral y adaptativo, como: 

• "Puedo manejar los sentimientos difíciles que surgen".
• "Soy capaz de sentirme bien conmigo mismo a pesar de cómo alguien más puede sentirse respecto a mí".
• “Puedo ser y sentirme pleno independientemente de lo que tengo o de quién esté en mi vida”.
• “Me amo y valoro, sin importar lo que otros piensen u opinen de mí”.

 

Ser capaz de reemplazar los pensamientos negativos automáticos con declaraciones alternativas, sean positiva, neutrales o adaptativas, te puede ayudar a reconfigurar tu pensamiento, para así ser más autónomo emocionalmente y dejar de depender de factores externos o de la visión de los demás acerca de ti.

 

Practica la autocompasión

Pregúntate: ¿qué tratas de evitar al depender emocionalmente de otra persona o de alguna situación? ¿Es soledad, tristeza, miedo al rechazo? Presta atención a lo que hay detrás de esa dependencia emocional y muestra compasión ante los sentimientos que ahí encuentres.

 

Para mostrarte compasivo contigo y tus sentimientos, trata de ver las emociones que se relacionan con tu dependencia emocional de esta manera: "Está bien experimentar tristeza y soledad. No hay nada malo en mí por sentirme incómodo con el rechazo".

 

Cuando eres capaz de reconocer y aceptar esos sentimientos que impulsan la dependencia emocional, además de darles amor y compasión, entonces puedes aumentar tu capacidad para tolerar emociones difíciles sin tener que calmarlas mediante la aprobación de otra persona. En cierto sentido, practicar la autocompasión es una forma de calmarte a ti mismo cuando te sientes abrumado por tus emociones.

 

Aprende a autovalidarte

Muchas veces, la dependencia emocional se relaciona con la necesidad de complacer a las personas, lo cual hace que incluso sobrepases tus propios límites con tal de agradar a otros. 

 

Practicar la autovalidación significa permitirte experimentar tus sentimientos y aceptar tus pensamientos y emociones. Es decir, se trata de dar validez a lo que piensas y sientes, sin importar si  va de acuerdo o no con quienes te rodean. 

 

Si tienes dificultades con la autovalidación, la próxima vez que busques la validación de otra persona, pregúntate: "¿Qué es lo que me gustaría escuchar de esta persona?" Luego practica decirte esas palabras a ti mismo.

 

Aprende a dejar ir el control sobre lo que piensan los demás

La dependencia emocional te hace sentir que no puedes estar bien, a menos que alguien más esté bien contigo. Practicar el dejar ir significa liberar la necesidad de controlar lo que otras personas sienten por ti para poder estar bien contigo mismo. Es decidir quién quieres ser sólo por ti, no por dar gusto o agradar, ni por seguir patrones o normas externas.

 

Al aprender a dejar de lado esas expectativas, también te haces responsable de tus emociones y sentimientos, sin que otra persona sea responsable de ellos. Esta es una verdadera forma de aceptación en la que te vuelves capaz de reconocer que otras personas tienen derecho a tener sus propios sentimientos hacia ti, pero éstos no cambian la esencia de quién eres ni la forma en que te sientes contigo mismo. 

 

Pasar de la dependencia emocional a la independencia emocional puede ser difícil, pero no es imposible; lo que sí, es que es un trabajo que requiere paciencia, práctica, constancia y autocompasión.

 

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