Por supuesto que para el bienestar es muy importante llevar una dieta saludable y realizar actividad física diariamente; pero además de esto, es necesario que cuides la salud de tu mente y tus emociones.

 

Puede que te alimentes con la comida más nutritiva y que tengas una rutina de ejercicio que realizas puntualmente, pero si en tu mente y en tus emociones no te encuentras bien, tu bienestar no estará completo.

 

El impacto que el estrés, las relaciones tóxicas o la falta de límites saludables pueden tener en la salud es enorme y afecta todos los ámbitos de la vida. Por ello, además de la salud física, es necesario mirar y ocuparse de la salud de la mente y del equilibrio de las emociones.

 

Las siguientes recomendaciones te pueden ayudar a encaminarte hacia ese bienestar integral.

 

Deja el pasado atrás

A veces, el bienestar consiste en darte cuenta de que tu peor enemigo es tu propia memoria, que se aferra a recordar lo negativo o se atasca con el recuerdo de personas o situaciones que no te dejan vivir en paz, ni avanzar, ni crecer. Así que es momento de dejar el pasado atrás, de soltar y dejar ir todo lo que se ha convertido en una atadura para ti.

 

El arte de liberar lo que ya no te sirve y no aporta nada a tu vida, es parte esencial del bienestar. A veces, para cuidar tu bienestar tendrás que decirle a tus pensamientos negativos y rumiantes: "hoy no" y cerrar la puerta al pasado. 

 

Pero no te agobies con querer superar todo de un día para otro; hazlo de a poco y enseña a tu mente a dejar de enfocarse en lo malo para empezar a atesorar más todo lo bueno que hay en tu vida.

 

No dejes que la negatividad de los otros te afecte

Cuidar de ti y procurar tu bienestar consiste también en no dejar que las personas que están en guerra consigo mismas influyan en tu energía. Es importante crear límites saludables, siempre que sea posible, con las personas que intentan atraer a los demás hacia su negatividad.

 

Recuerda que siempre hay un intercambio de energía con las personas con las que interactúas, y la energía que absorbes puede afectar tu estado de ánimo, el proceso de pensamiento y el rumbo general de tu día. 

 

Así que procura mantenerse alejado de las personas mentirosas, chismosas, que se quejan todo el tiempo o que sólo abren la boca para criticar o juzgar a otros. Evita ser parte de esas charlas llenas de negatividad y trata de cultivar relaciones más saludables y benéficas. 

 

Sé tú mismo, no dejes que los demás decidan por ti

Quién eres y qué representas son cosas que se desarrollan a lo largo de tu vida, a través de experiencias y relaciones. Durante ese trayecto, es probable que te encuentres con personas que tienen opiniones sobre cómo deberías ser, cómo tendrías que verte, cómo es adecuado que te comportes, o qué deberías creer, etcétera. 

 

Muchas veces, esas voces que pretenden decidir por ti, decirte qué hacer y cómo hacerlo provienen de tus padres, de tus amigos o de tu pareja. Sea quien sea, no dejes que nadie viva tu vida en tu lugar. Siempre sé tú mismo, vive, actúa y decide por ti, con tu felicidad y bienestar en mente, sin importar lo que digan u opinen los demás. 

 

No dejes que las críticas sin fundamento te detengan

Nunca faltarán las personas que te juzguen o critiquen por las decisiones que tomas, por la forma en que vives o incluso por cómo te ves. Ante los juicios o las críticas no solicitadas, pregúntate lo siguiente: 

• ¿Esta persona realmente me conoce?
• ¿Puedo confiar en que esta persona se preocupa genuinamente por mi felicidad o mi bienestar?
• ¿Ha estado presente tanto en mis victorias como en mis derrotas?

 

Esta rápida lista de verificación mental pone en perspectiva las palabras y las opiniones, y te ayuda a revelar lo que debería tener peso en tu vida y lo que no. Este sencillo proceso sirve como recordatorio de que, si bien la crítica constructiva, cuando proviene de la persona adecuada, puede ayudarte a convertirte en una mejor versión de ti mismo, en otros casos, es mejor prestar oídos sordos a esas palabras que sólo buscan desmotivarte.

 

Evita las discusiones sin sentido

Hay una frase que dice: “Sé selectivo en tus batallas; a veces es mejor tener paz que tener la razón”; y es muy cierto. Aunque hay ocasiones en que discutir ciertos temas es necesario para solucionar conflictos o aclarar malentendidos, la realidad es que muchas veces no vale la pena enfrascarse en discusiones que no llevan a ningún lado y que sólo drenan tu energía, te hacen poner de mal humor y elevan tus niveles de estrés.

 

Recuerda que cada palabra que dices tiene el poder de traer positividad o negatividad a todos los entornos y conversaciones en las que participas. Así que, cuando se avecine una discusión, pregúntate si saldrá algo bueno y productivo de ello o si ayudará a solucionar el problema, y con base en ello decide cómo actuar.

 

A veces, el bienestar consiste en mantener la calma y optar por evitar una discusión que sería un ejercicio inútil. En estas situaciones, el silencio y la quietud pueden decir más y serán más efectivos que los alegatos y los gritos, que al final no solucionan nada y sólo te dejan agotado y malhumorado. 

 

Aprende a dejar ir a las personas, vive sin apegos insanos

Imagina tu vida como el trayecto de un tren; hay personas que recorrerán todas las estaciones de principio a fin, mientras que otras sólo se quedarán una o dos. Así pasa en la vida con las personas que encuentras a lo largo del camino: habrá amistades o relaciones duraderas que estarán contigo hasta la vejez o hasta el fin de tu vida, mientras que muchas otras serán efímeras, y en estos casos, debes saber dejarlas ir cuando su papel en tu vida ha terminado.

 

Además, es importante que en todas tus relaciones, sean de pareja, amistad, familiares o de trabajo, aprendas a poner límites que sean sanos para ti, para la relación y para la otra u otras personas. 

 

En caso de que te encuentres con quienes no están dispuestos a respetar esos límites y sólo aparecen en tu camino para llenar tu vida de negatividad, problemas y toxicidad, en esos casos, lo mejor es bajar a esas personas de tu tren para que no arruinen el recorrido. 

 

Regálate un tiempo para no hacer nada

El movimiento continuo y el ritmo de vida frenético, en el que todos siempre están ocupados y con prisa es algo que caracteriza al mundo actual. Aunque la productividad y el siempre tener algo que hacer son cosas que parecen valorarse mucho, la realidad es que no son lo más saludable.

 

Así que rompe con eso y, de vez en cuando, procura regalarte tiempos de paz y quietud en los que no hagas absolutamente nada. Simplemente quédate en casa, en tu cama o tu sillón favorito, prepárate un té un café o sírvete una copa de vino y bebe con calma, disfruta cada trago. 

 

También puedes darte un baño relajante, escuchar algo de música mientras disfrutas de tu mullida cama, o lo que sea que te ayude a relajarte, a descansar y a alejar tu mente de la rutina, los pendientes y las preocupaciones diarias. Haz que sea un momento de desconexión, para descansar y disfrutar lo que te guste y te haga feliz.

 

Finalmente, recuerda que el camino hacia la salud y el bienestar puede tomar muchas formas. Si bien la dieta, el ejercicio y las prácticas de cuidado diario son necesarias y muy beneficiosas, asegúrate de cuidar también tu mente y tu alma.