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Aprende a valorar y celebrar tus propios logros

Agosto 04, 2021

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Nunca minimices tus logros; ¡todos son importantes!

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  • Siéntete orgulloso de tus logros y reconoce los de los demás

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¿Cuántas veces te ha pasado que, después de hacer algo, ninguneas tu logro al decir que no era tan difícil? Primero algo es super difícil, pero ya que lo haces no vale nada… Si quieres entender por qué haces esto, pero mejor aun, si quieres aprender a hacerlo distinto, este texto es para ti.

 

Para entrar en el tema, te contaré algo que viví. Al descender por la colina de la montaña en mi bicicleta, siento muchísimo miedo. Llego a una parte en la que no me siento seguro y decido bajar de la bicicleta para continuar el trayecto caminando. Mi compañero y maestro, Javi, me regresa con toda la paciencia del mundo, me explica que si no puedo pasar esa parte no puedo seguir avanzando; entonces camina conmigo para ver parte por parte toda la ruta y, paso a paso, me explica lo que debo de hacer.

 

El primer intento logro librarlo con algunos tropiezos; segundo intento y todo sale perfecto; pero el tercer intento viene acompañado de una caída con un buen golpe, lo cual me lleva a aprender una lección. Y así, después de algunos intentos, decidimos seguir adelante. Realmente me sorprende cuánto me ayudó ese golpe, porque puede entender muchas cosas que me permitieron soltarme.

 

Entramos a la primera pista, llena de pequeños escalones y logro librarlos; salgo triunfante de la primera pista sin ninguna caída y con el orgullo de haber soltado los frenos mucho más de lo que pensé que me atrevería. Lleno de autoconocimiento, entro a la segunda pista y me dejo ir con todo... con todo lo que me permite mi experiencia en “plastilina 1” (mi nivel actual de ciclismo de montaña en mi segunda rodada). 

 

Voy realmente rápido para lo que acostumbro, ¡y lo disfruto! La pista me permite trazar mi ruta y voy mucho mucho más rápido de lo que creí que me atrevería; de repente, mi llanta trasera derrapa en una roca y suelto el freno. Escucho que Javi, que va atrás de mí, me grita ¡muy buena salvada! Y, orgulloso de haber aprendido, sigo avanzando.

 

Termino la rodada muy contento con mis avances y lo platico emocionado a todo el mundo. De repente, mi amigo me manda un par de videos donde me grabó. Al verlos, lo primero que siento es orgullo por recordar lo que me atreví a hacer. Como quienes me conocen saben, no suelo subir cosas a redes sociales, pero esta vez decido seguir mi valentía y subir el video, no sin antes hacer lo que hacemos todos: editarlo.

 

Le comento a mi mejor amiga mi plan y me recuerda que eso es todo lo contrario de lo que queremos hacer, porque lo que queremos es ser auténticos y mostrarnos como realmente somos; y es ahí cuando me doy cuenta de que caí en la trampa de mi cabeza. Vuelvo a ver el video y sólo puedo ver cómo voy todo lento, mis lonjas rebotan y me caigo al final. Lo vuelvo a ver y mi vergüenza aumenta. En ese momento muchas cosas pasan dentro de mí.

 

Recuerdo las palabras de mi maestro: “Todos comenzamos en plastilina 1”. Vuelvo a sentir lo orgulloso que estaba de mí y lo difícil que fue hacerlo. Contacto con lo valiente que fui al intentarlo con todo y miedo. Recuerdo cómo Javi dejó que mi miedo me cuidara, pero me acompañó a sí atreverme a hacerlo. Al traer todo esto a mi mente, el orgullo que había sentido regresa y decido publicar en redes sociales el video original.

 

Sé que, efectivamente, los que nunca han hecho algo así, sólo verán a un gordo en bicicleta y muchos de ellos me juzgarán; sé que quienes han hecho algo así, recordarán lo difíciles que son las primeras veces y en sus corazones me alentarán a seguir aprendiendo. Pero más importante que eso, contacto con lo valiente que soy al hacer cosas que me dan miedo pero a la vez disfruto, y contacto con el orgullo que siento al atreverme a romper la cadena de perfección en redes sociales.

 

Con todo esto quiero hacerte dos invitaciones: primero, cuando algo te sea difícil y lo logres, contacta con el orgullo, no te compares y no hagas menos la situación; frases como “no era tan difícil” sólo nos hacen sentir mal, porque “si no era tan difícil”, ¿por que me costó dar el paso? Porque en realidad sí era difícil, pero tú creciste y reuniste recursos para poder hacerlo. Y si ahora que eres más grande el problema tiene un tamaño distinto, es por que tú creciste, no por que él se hizo pequeño.

 

En segundo lugar, me gustaría invitarte a que conozcas los logros de los demás a fondo; porque quizás eso que para ti siempre ha sido fácil, al otro le costó sangre, sudor y lágrimas. No digo que te conviertas en una foca que le aplaude a todos si no es lo que quieres, sólo es aprender a valorar los logros de los demás (sean del tipo y tamaño que sean) y a reconocer cuántas veces hacemos menos esos logros, porque quizá no entendemos cuánto costaron.

 

Si quieres un pilón, no sólo hables de que el camino fue difícil, ¡atrévete a mostrarlo!

 

Texto escrito por Amílcar Valdés, de Evolución Terapéutica.

Instagram: @evolucionterapeutica 
Twitter: @EvoTera
Página: www.evoluciont.com

 

No te pierdas los videos en vivo que tendremos en Facebook con los especialistas de Evolución Terapéutica, quienes hablarán sobre diversos temas relacionados con el bienestar mental y emocional. Para verlos y participar en ellos, conéctate a la página de Facebook de Harmonía los martes a las 19:00 horas (horario de la Ciudad de México).

 

Foto de portada: Freepik

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