La temporada navideña suele estar llena de alegría, diversión, buenos deseos, unión, luces, color, regalos, comida deliciosa, reencuentros con los seres queridos y todo lo positivo que te puedas imaginar. Sin embargo, para muchas personas la época decembrina también puede ser fuente de estrés, frustración, melancolía y tristeza, e incluso puede empeorar la depresión en quienes la padecen.
¿Recuerdas al Grinch que aparentemente odiaba la Navidad y todo lo que rodeaba a esta fecha? Pues en realidad este personaje no odiaba la celebración ni la felicidad en torno a ella, sino que ver a todos los demás disfrutar de la alegría y la mutua compañía hacía que su soledad se sintiera aún más fría y profunda, y por eso la rechazaba.
Algo similar les pasa a muchas personas que sienten que no encajan en el estándar de felicidad y perfección que rodea actualmente a la Navidad.
En esta época, por todos lados se pueden ver anuncios e imágenes de escenas felices y perfectas, de familias unidas, de gente llena de amor, felicidad, solidaridad y esperanza; pero en la realidad, para el común de la gente no todo es tan bonito, ni tan alegre, ni mucho menos perfecto como lo pintan.
La obligación de ser feliz
Actualmente, la felicidad se ha convertido casi en una obligación, y esta idea se hace aún más fuerte y presente cuando la Navidad se acerca. Así, ese constante recordatorio de la felicidad que aparentemente disfrutan todos, también se vuelve un recordatorio doloroso de la felicidad y el amor que faltan en la vida de quienes carecen de ellos.
Por esta razón, las últimas semanas del año pueden ser una etapa en especial difícil para quienes se sienten fuera de lugar al no poder ser felices, porque se enfrentan a conflictos familiares, pérdidas, rupturas, soledad y problemas de salud mental o emocional.
Aislamiento social
Este es uno de los mayores predictores de depresión, especialmente durante esta época en la que las reuniones están a la orden del día, y todo mundo parece tener la agenda llena de múltiples compromisos sociales. Así, alguien que no tenga invitaciones a fiestas o reuniones puede sentirse aislado y puede acrecentarse su soledad.
Gastos y compromisos
Por otro lado, comprar regalos y todo lo necesario para las cenas y celebraciones puede causar estrés financiero y emocional, además de que hace necesario tener que lidiar con tumultos, excesivo tránsito vehicular, caos y largas filas en los centros comerciales y tiendas.
Las múltiples reuniones con amigos, familiares, en el trabajo, en la escuela y demás, crean una importante demanda de tiempo, dinero y energía, lo cual también contribuye al estrés, la ansiedad y la depresión; ya sea por no tener el tiempo, dinero y energía suficientes para cumplir con todos esos compromisos, o por el contrario, por no tener esos compromisos al no tener con quienes compartirlos.
Problemas familiares
Muchas veces, la época navideña también acentúa los problemas familiares, mismos que permanecen pausados a lo largo del año, mientras las personas en conflicto no se ven, pero surgen con mayor intensidad durante las reuniones del fin de año, cuando cualquier problema que una persona tenga con su familia pasará a primer plano.
Si en la familia hay pérdida, duelo, disfunción, separación o algún otro conflicto, los involucrados se ven en la necesidad de manejar las emociones relacionadas con estos problemas, al igual que los no involucrados que presencian la situación con incomodidad. Para alguien que padece depresión, estrés o ansiedad, esta clase de conflictos familiares se vuelven una carga emocional adicional con la que deben lidiar en esta temporada.
Trastorno afectivo estacional
Puede que esa tristeza o melancolía que sientes no se deba precisamente a una depresión navideña, sino al trastorno afectivo estacional (TAE), que es un tipo de depresión recurrente causada por el cambio de estaciones. Muchas personas con este trastorno desarrollan síntomas de depresión durante el otoño y el invierno, y dejan de sentirlos con la llegada de la primavera.
Este trastorno surge porque, mientras la exposición tanto al sol como a las temperaturas cálidas favorece los pensamientos positivos y disminuye la ansiedad, los ambientes lluviosos y fríos provocan fatiga, dificultan la concentración y propician la depresión.
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Si esta temporada de festividades hace que tus ánimos decaigan y te sientes triste o melancólico, lo primero que debes hacer es analizar la situación para encontrar el origen de esas sensaciones. Pregúntate qué es lo que desencadena tu tristeza en estas fechas para encontrar la mejor forma de aliviarla.
Tu Navidad no debe ser perfecta para ser feliz
Si los altos estándares de felicidad que impregnan esta temporada son tu fuente de estrés y depresión, debes ser consciente de que lo que se presenta en los medios no necesariamente refleja la realidad y, de hecho, pocas veces lo hace.
A diferencia de esas familias llenas de unión, armonía y amor, la realidad es que el común de las familias son tan complejas como lo puede ser la tuya; en todas ellas hay problemas grandes o pequeños, altibajos y distintos tipos de carencias. Así que olvídate de querer cumplir con un ideal, disfruta de tu familia y de tus seres queridos a tu manera y dentro de tus posibilidades.
Disfruta sin expectativas
Fechas como la Navidad adquieren un valor por el significado emocional y espiritual que se les da, pero a fin de cuentas son días como cualquier otro. Así que dedícate a disfrutar de lo que te agrada de esta temporada sin estresarte de más.
Si te gusta la comida, la decoración o los regalos, disfrútalos; si no te gusta decorar, no lo hagas, si te gusta pero no tienes tiempo para hacerlo, busca algunos cuantos adornos sencillos que le den a tu espacio el toque navideño, sin requerir horas para colocarlos.
Si no tienes suficiente dinero para comprar regalos para toda tu familia y amigos, no gastes, pues eso sólo te va a estresar y endeudar. Recuerda que al final, el valor real de estas fechas está en el tiempo que les dedicas a esas personas, en los momentos que comparten y en los recuerdos que crean juntos, así que regálales lo más valioso que tienes: tu tiempo y tu amor.
De la mano con esto, no te dejes llevar por las imágenes que presenta la publicidad; tus celebraciones no tienen que ser perfectas y fastuosas como las que muestran los medios.
No importa lo impresionante de tu decoración, ni lo costoso de los regalos, ni lo abundante de tu cena; lo principal es que estés rodeado de las personas que quieres y te quieren (sean o no tu familia), pero sobre todo, que estés tranquilo y en paz. Así que celebra a tu modo y de acuerdo con tus posibilidades.
Regálate tiempo para ti mismo
Si en este momento enfrentas algún problema o situación que te impide sentir la felicidad y el espíritu festivo que implican estas fechas, no te sientas mal por ello, es válido que te tomes un tiempo para asimilar lo que ocurre, buscarle una solución y así sentirte mejor.
No te obligues a ser parte de actividades en las que no quieres participar, sé honesto contigo mismo y decide bien a cuáles reuniones sí tienes ganas de ir y descarta aquellas que sólo se convertirán en una fuente de mayor estrés y malestar emocional. Y si decides que no quieres ir a ninguna, está bien, no tienes que hacer cosas sólo por quedar bien.
Incluso, si tu bienestar emocional implica que necesitas pasar tiempo a solas, está bien que hagas un cambio de planes y decidas pasar Navidad fuera de casa, ya sea con un pequeño grupo de amigos o fuera de la ciudad, en alguno de los tours que se organizan en estas fechas, en los que puedes convivir con otros viajeros, olvidarte un poco de lo que te preocupa y despejar tu mente.
Sal del aislamiento
Por otro lado, si el problema está en que te sientes solo, evita que esa sensación crezca en esta temporada. Trata de estar cerca de esas personas que quieres y sabes que te quieren, y comparte con ellos lo bueno y divertido que trae esta temporada.
Habla con quienes sean más de tu confianza acerca de lo que sientes y verás que seguro hay un espacio para ti en su mesa y en sus celebraciones, y te darás cuenta de que en realidad no estás tan solo como crees, pues siempre hay alguien dispuesto a abrirte sus puertas y tenderte su mano.
Busca ayuda profesional
Si la tristeza o melancolía que sientes durante la temporada decembrina van más allá y se convierten en una depresión, o si ya padeces depresión y el entorno de esta temporada la hace más profunda, es importante que acudas con un profesional de la salud mental.
Un psicólogo o psiquiatra te ayudará a encontrar la mejor terapia para enfrentar y superar la depresión, ya que se trata de algo que difícilmente se puede manejar por uno mismo y es necesario recurrir a terapias y, en algunos casos, a medicamentos que te ayudarán a sentirte mejor.
Fuentes
Healthline, Huffington Post y Forbes