Hay cosas que, por muy dañinas que sean para la salud, terminan por volverse adictivas y difícilmente puedes dejar de hacerlas o consumirlas. El alcohol, el tabaco y el azúcar –o la comida chatarra en general– son claros ejemplos de esto, pues aunque conscientemente sepas que te pueden enfermar, esa sensación momentánea de “felicidad” que te dan, te hace querer más y más de ellos.
Y eso mismo puede pasar con el estrés. El estrés crónico puede acarrear grandes problemas de salud, tanto física, como mental y emocional; y, en teoría, es algo que todos queremos evitar, pero la realidad es que, para muchas personas, vivir bajo un constante estrés termina por volverse algo adictivo, a tal grado, que les cuesta mucho trabajo bajar el ritmo, relajarse y tomarse un tiempo para descansar y disfrutar de no hacer nada.
¿Conoces a alguien que está en un ciclo constante de crisis, caos y estrés? Puede parecer que esas personas se sienten atraídas por situaciones estresantes, tal vez equiparan el estrés con la productividad, o tal vez el estrés es un sentimiento predecible que les resulta cómodo.
¿Te suena esto familiar? ¿Suena como tú? Bueno, debes saber que si te identificas con esta necesidad de estrés en tu vida, no estás solo, pues es algo más común de lo que crees.
Muchas personas están tan habituadas a vivir en un estilo de vida lleno de presión, prisa e innumerables actividades, que hacen de esto parte de su día a día y cuando no lo tienen, sienten que algo les falta, por lo que van y buscan nuevas situaciones cargadas de drama y estrés para tener siempre alta su dosis de cortisol.
Sentirse atraído por el drama y las situaciones estresantes puede tener serias implicaciones para la salud, pues el estrés constante y la inflamación que éste genera por todo el cuerpo suelen ser la raíz de muchas enfermedades crónicas.
Si sientes que estás cayendo en un ciclo de adicción al estrés y se te dificulta hacer una pausa para darle un descanso a tu cuerpo y mente, los siguientes consejos te pueden ayudar a liberarte de ese estilo de vida. Y no te olvides de compartir esta información con las personas a tu alrededor que percibas con una vida por demás estresante.
Muchas veces, lo que hacemos ante un duelo o una situación triste y dolorosa es tratar de evadirlo, al llenarnos de actividades y mantener tanto la mente como el cuerpo ocupados en otras cosas; y ese exceso de ocupaciones suele terminar por generar más y más estrés.
Aunque esto ayude a reprimir el dolor, es una técnica destructiva, un medio para llenar un vacío y mantenernos alejados del dolor emocional subyacente que hemos adormecido como medio de autoprotección. Además, hay que considerar que el trauma puede almacenarse físicamente en el cuerpo cuando no se procesa, lo cual genera una respuesta inflamatoria, que con el tiempo se convierte en dolor y malestar.
Entonces, para romper el ciclo del estrés constante originado por un dolor subyacente, es importante reconocer ese dolor y sanarlo, ya que no puedes esperar avanzar con emociones enterradas que te retienen. Por supuesto, el trabajo de trauma requiere tiempo y esfuerzo, así como el apoyo de profesionales de la salud emocional y mental.
Una de las principales características de la adicción al estrés y el drama es que es casi imposible encontrar la quietud para relajarse de verdad y calmar la mente. Cuando tienes una adicción al estrés, te resulta muy difícil darte un respiro, pues constantemente estás pensando en lo que te molestó hace días, en el conflicto que tuviste ayer, en el tránsito que encontraste en la mañana, y además, te adelantas a pensar en lo que tienes que hacer e incluso en los problemas que podrían surgir los días venideros.
Si nunca te permites relajarte y siempre estás buscando algún tipo de estímulo, es probable que tu cuerpo continúe sintiéndose nervioso, porque stás creando o buscando las condiciones de estrés y te estás inundando con ese cortisol y adrenalina.
Si esto te suena familiar, intenta practicar la verdadera quietud y relajación, tal vez quedándote en casa leyendo algo que te motive o escuchando tu música favorita, o mediante actividades de atención plena, como una sesión de meditación. Y si tus posibilidades en tiempo y economía lo permiten, incluso sería recomendable que realices un retiro fuera de la ciudad, en un lugar que te permita estar en paz, lejos de todo y de todos, en contacto con la naturaleza y en sintonía con tu verdadera esencia.
Además de las situaciones que vives en tu entorno familiar, personal y de trabajo, muchas veces el estrés excesivo proviene también de la información que recibes constantemente a través de noticias, redes sociales, la televisión, etcétera, donde los problemas actuales en todo el mundo se vuelven una fuente inagotable de inquietud e intranquilidad.
Y aunque es cierto que no se puede tapar el sol con un dedo y que dejar de ver noticias no hará que las cosas dejen de suceder, también es real que es importante establecer límites y definir hasta qué punto estás lo suficientemente informado y cuándo debes parar de consumir contenidos que te angustian.
Lo más recomendable es mantenerte informado sólo lo necesario y dejar de ver lo que sólo te estresa, así como elegir bien las cuentas a las que sigues, procurando que éstas te inspiren, motiven y te pongan de buen humor. Por otro lado, es importante que tengas algunos momentos de 'aburrimiento' en tu día, lo que significa que recibas menos estímulos para que tengas un tiempo de paz y quietud.