Todos en este mundo se enojan, y es posible que en la vida actual exista mucha más gente enojada o estresada. Sin embargo, aprender a manejar las emociones “negativas” te va a permitir tener una vida más plena. No se trata de ser positivo y alegre todo el tiempo (eso tampoco es sano), pero sí de encontrar un equilibrio y, sobre todo, de saber gestionar tus emociones sin importar las circunstancias.
Si de repente pierdes la cabeza porque alguien se te metió en el tráfico o tu presión arterial se dispara cuando sufres una molestia, es momento de aprender a controlar esto.
En el momento, es muy fácil decir cualquier cosa solamente por desahogarte. ¿Cuántas veces le has dicho las peores cosas a tu pareja, familia o amigos y después te arrepientes enormemente? Es mucho mejor que te tomes un momento para reflexionar acerca de cómo quieres reaccionar ante cada situación. Permite que la otra persona involucrada en tu enfado también tenga la oportunidad de pensar cómo se siente y qué quiere decirte.
Tan pronto como pienses con claridad, expresa tu frustración de manera asertiva, pero sin confrontación. Expón tus preocupaciones y necesidades de forma clara y directa, sin herir a los demás ni tratar de controlarlos.
Se sabe que la actividad física reduce el estrés de manera considerable. Si sientes que estás a punto de enojarte demasiado, sal a correr, caminar o realiza cualquier otro ejercicio que te haga sentir bien. Puedes también optar por hacer yoga; la práctica de meditación, respiración consciente y estiramientos te ayudará a calmar la mente.
Esto no solamente es para los niños. Cuando sientas que ya no puedes más con el estrés, tómate un tiempo libre: un momento de silencio para sentirte mejor y poder lidiar con la situación sin sentirte irritado o enojado.
En lugar de enfocarte en todo lo que te hizo enojar, mejor piensa en las alternativas para salir de ello. Recuerda que, como bien decía Einstein, no puedes llegar a una solución con la misma cabeza con la que inició el problema.
El perdón es una herramienta poderosa. Si permites que el enojo y otros sentimientos negativos desplacen a los sentimientos positivos, podrías encontrarte tragado por tu propia amargura o sentido de injusticia. Pero si puedes perdonar a alguien que te hizo enojar, puedes aprender de la situación y fortalecer tu relación.