¿Cuáles son tus colores favoritos? ¿Y aquellos que te desagradan o que sueles evitar? Si das un vistazo a tu guardarropa, ¿hay colores que predominan? ¿Hay otros que no aparecen ni en detalles o accesorios?
Esto es importante porque, de acuerdo con Deanna Minich, una nutricionista funcional que estudia pigmentos a base de plantas, los colores que te atraen (y, en consecuencia, los que odias, te desagradan o evitas) pueden dar algunos indicios sobre tu estado de ánimo y tu bienestar emocional.
Por ejemplo, si al ver prendas, accesorios o elementos decorativos de un color amarillo brillante y piensas algo como: "¡Ay, no, yo jamás usaría algo como eso!", puede haber una razón emocional válida para esa repentina o constante aversión. Según Minich, probablemente el color amarillo te desagrada porque estás estresado.
Pero, ¿cuál es la conexión entre el color amarillo y tu estado de ánimo? Si has leído algo sobre los significados emocionales y psicológicos de los colores, seguramente sabes que el amarillo se asocia en general con la felicidad, el optimismo y la alegría.
De acuerdo con Minich, esa conexión entre los colores, las emociones y el estado de ánimo está respaldada por la ciencia.
La especialista explica que hace algunos años en Manchester, Inglaterra, se realizó el análisis "Manchester Color Wheel Study", en el que se preguntó a las personas cuáles eran sus colores favoritos y luego se evaluó su estado de ánimo.
Según los resultados obtenidos, el amarillo en sus distintas tonalidades se relacionó en todos los casos con la felicidad. Entre los participantes, las personas que eligieron el amarillo tendían a estar menos deprimidas o ansiosas y a tener un estado de ánimo saludable.
Minich dice que los colores brillantes y vibrantes tienen un efecto similar al del sol: si te le acercas demasiado, te quemarás. Es decir, si sientes la necesidad de evitar el color por completo, es posible que tengas lo que la especialista llama "amarillo excesivo", que según ella puede manifestarse como estrés y ansiedad y, en pocas palabras, significa que estás emocionalmente agotado.
En el lado de la nutrición, el vínculo entre "amarillo excesivo" y estrés también tiene sentido. Minich explica que muchas personas han aumentado su consumo de alimentos amarillos en estos días; sin embargo, no toda la variedad de esos alimentos es rica en nutrientes (como cítricos, fruta, calabaza y jengibre) sino que también hay muchos productos altamente procesados de color amarillo, como los que contienen carbohidratos simples (pan, bollos, galletas, cereales procesados, etcétera) y aquellos que están elaborados a base de maíz.
Los alimentos amarillos refinados pueden aumentar el nivel de azúcar en la sangre, lo que de acuerdo con los estudios está relacionado con con la producción de la hormona del estrés, el cortisol.
Por supuesto, esta asociación de colores ciertamente no lo es todo. Tal vez un tono mostaza simplemente choca con tu gusto en matices, y eso está totalmente bien y no necesariamente significa que tengas un desequilibrio emocional.
Sin embargo, según Minich, si tienes una repentina aversión al amarillo o simplemente has evitado ese tono en un determinado momento, vale la pena verificar tus niveles de estrés.
Y en cuanto al tema alimenticio, la especialista recomienda llenar tu plato con alimentos de colores variados y lo más naturales posible, para evitar al máximo los productos procesados y sus químicos añadidos.
Minich les recomienda a quienes sienten aversión por el amarillo o se sienten ansiosos, estresados o bajos de ánimo, incluir en la dieta alimentos refrescantes de color azul púrpura (como arándanos, uvas, berenjena o camote morado).
Esto se debe a que los pigmentos azul-violeta, llamados proantocianidinas, son excelentes para equilibrar el estado de ánimo; tanto así, que una dieta llena de este tipo de polifenol se asocia con un 39% menos de riesgo de depresión.
Foto de portada: Alisson Souto / Pexels