Diciembre es el mes más intenso y rápido del año: los compromisos sociales se juntan con las ganas de celebrar y, aunque suena superdivertido, la realidad es que todo eso también puede generar mucho estrés y pérdida de energía.

Creer que es obligatorio asistir a cada fiesta o darle gusto a toda tu familia y amigos conduce a un desgaste totalmente innecesario. Para evitarlo, aquí tienes tres ideas muy sencillas para poner en práctica en este fin de año.

Cuida tus pensamientos

La angustia de romper la dieta que has vigilado durante todo el año, la tensión al tener que cancelar tu presencia en algún evento y la preocupación por los gastos extras que implica la temporada decembrina son algunos de los pensamientos recurrentes que intoxican tu mente. 

Es importante que aprendas a reconocerlos y hacerlos conscientes, al tiempo que te aseguras de no engancharte en ellos. Mejor, una vez que los detectas como patrón recurrente, pregúntate qué puedes hacer para mitigarlos de raíz. 

Es mucho más efectivo decidir un rango de presupuesto con el que puedes jugar o en cuántos intercambios participar, elegir la honestidad al cancelar y establecer límites en cuanto a lo que puedes consumir sin culpa. Simplemente repetirte “No pienses en eso” no sirve de nada.

Cuida tu cuerpo físico

Lamentablemente, el día no se estira al gusto. En la agenda hay horas limitadas y es importante considerar también los tiempos de traslado porque, como sabes, en esta época el tráfico se desquicia. 

Analiza cuánto tiempo de sueño requiere tu cuerpo para funcionar correctamente, y también el tipo de alimentos y bebidas que le hacen bien. 

Recuerda que el prana, la energía vital, nutre tu sistema a través de todo lo que consumes, no solamente la comida. La calidad de tu descanso, de tus compañías y de tus emociones también impacta en tu salud física.

Cuida tu comportamiento

Aunque casi siempre se habla de diciembre como una época de unión y armonía, también es cierto que es una temporada en la que debes convivir con personas que no necesariamente son tus favoritas. Quizá ese primo que te cae pésimo o la compañera de oficina que ha hablado mal de ti. 

Lo mejor es mentalizarse a que ese personaje escapa a tu área de control y no tiene por qué robarse tu energía. Asume que estará presente, no le dediques tu atención y busca ser lo más cortés posible. 

Concéntrate en lo que sí puedes disfrutar, en aprovechar a quienes extrañas y en crear recuerdos increíbles. Finalmente, si asistes a compromisos laborales, ten en cuenta que lo que hagas en la fiesta puede marcar tu reputación.