Hablar de la influencia de la mente en la salud del cuerpo es realmente importante en nuestra cultura. Muchas veces la medicina y otras disciplinas nos llevan a creer que la mente puede separarse del cuerpo, y que una enfermedad debe atacarse desde los malestares físicos nada más, sin considerar el contexto mental o espiritual de una persona.
En ese sentido, son muchos los casos en que los síntomas no desaparecen o simplemente cambian su forma de manifestarse, pues la enfermedad no era tanto un problema de salud corporal, sino una mezcla del cuerpo con la mente y el espíritu.
Aquí te contamos cuatro ejemplos de enfermedades que pueden parecer físicas pero que probablemente tienen su raíz en motivos mentales o emocionales, más que físicos.
1. Malestares digestivos
Emociones como la ira y los nervios tienden a afectar la salud digestiva. Cuando sentimos este tipo de emociones, el cuerpo entra en un estado de alerta que lo lleva a liberar sustancias que dañan el recubrimiento del estómago y modifican la motilidad intestinal. ¿Pasas mucho tiempo con dolor de estómago o problemas para ir al baño? Quizá estás haciendo demasiados corajes.
2. Problemas cardíacos
Algo similar sucede con la salud cardíaca. Cuando sentimos emociones como estrés, el corazón late con mayor intensidad, la sangre circula con mucha fuerza e incluso podemos temblar un poco como una reacción del sistema nervioso. ¿Taquicardia en los momentos difíciles? Ya sabes por qué es.
3. Vértigo
Ante emociones intensas, el sistema nervioso también puede reaccionar con la sensación de vértigo. A veces ante un coraje sentimos mareo o que las cosas a nuestro alrededor giran, y esto, de nuevo, es más emocional que físico.
4. Migrañas
Cuando estamos tristes o enojados, incluso nerviosos, se acumula presión en la cabeza que puede producir una migraña.
La mayoría de estos malestares pueden reducirse mediante una respiración profunda y consciente que ayude a reducir emociones como estrés y ansiedad. Si los síntomas persisten, es mejor acudir con un profesional. No obstante, intenta observar cuántas veces tus enfermedades son consecuencia de un desequilibrio emocional, y poco a poco aprende a controlarlo.