Tú mismo, tanto como cualquiera en el universo entero, mereces tu amor y afecto.
(Buda)
¿Cuántas veces al día te dices lo mucho que te amas a ti mismo o lo bien que hiciste alguna cosa? Podría sonar como algo tonto, pero si tú mismo no aprecias todas esas cosas buenas que tienes, tal vez nadie más lo hará. Y es que el amor propio es la clave para tener una vida saludable, parejas sanas, amistades que te aporten algo, un buen trabajo, hobbies que te ayuden a ser mejor persona, etcétera.
El amor propio no se trata de aquellas imágenes de personas que abrazan un árbol o de libros de autoayuda con frases cursis. Amarte a ti mismo y tener compasión realmente te ayuda a que la depresión y la ansiedad no lleguen a tu mente.
La mayoría de las veces, cuando eres demasiado duro contigo mismo, lo haces porque estás impulsado por el deseo de sobresalir y hacer todo bien, todo el tiempo. Esto implica mucha autocrítica, y esa voz interior persecutoria que constantemente te dice cómo podrías haber hecho mejor las cosas es un sello distintivo del perfeccionismo.
Muchos expertos están de acuerdo en que las personas que son perfeccionistas tienen mayor riesgo de tener enfermedades físicas o mentales. La compasión y el amor propio son herramientas clave para evitar esto.
Antes de que puedas recibir amor y respeto de los demás, necesitas amarte y respetarte a ti mismo. Cuando tomas decisiones por la culpa o la necesidad de complacer o de evitar conflictos, sobrestimas las necesidades de los demás y te faltas el respeto a ti mismo.
Esto transmite -a ti mismo y a los que te rodean- que aceptas muy poco. Eso no se siente muy bien.
Algunas personas confunden el amor propio con ser egoístas, pero eso no es cierto. Es bueno que pongas tus necesidades primero antes que las de los demás, siempre y cuando no le faltes al respeto a nadie. Cuando aprendes a amarte, puedes alcanzar todo tu potencial y convertirte en la mejor versión de ti mismo.
Amarte a ti mismo te ayudará a: