¿Te imaginas pasar los días sin escuchar un poco de música? Sería algo sumamente aburrido. La música le da vida a los días, te alegra y te acompaña cuando te sientes triste. No es de extrañarse que exista desde hace miles de años.
Se ha investigado mucho acerca de los efectos positivos que la música tiene sobre el cerebro. Por ejemplo, escuchar a Mozart o Bach te ayudará a concentrarte mucho mejor. Esto no solamente tiene relación con la música clásica, sino que también canciones como “Don't stop me now” de Queen, te harán sentir mucho más feliz.
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No es necesario que empieces desde niño para aprender a tocar un instrumento, siempre puedes decidir hacerlo y ya. Solamente necesitas de la constancia y disciplina para lograrlo, recuerda que no hay edad límite para nada.
Tocar un instrumento es equivalente a un ejercicio completo para tu cerebro. Esto se debe a que están involucrados todos tus sentidos al mismo tiempo y esto generará cambios duraderos en tu cerebro.
La música te mantiene en un estado de tranquilidad. Tiene efectos únicos sobre tus emociones y se ha comprobado que incluso puede reducir tu presión sanguínea. De acuerdo con la psicóloga Jane Collingwood, la música clásica lenta es la que te dará mayores beneficios.
Elegir tomar clases de música puede ayudar a crear confianza. Una vez que eres consciente de que eres capaz de hacer algo bien, como tocar la flauta, por ejemplo, te vuelves más seguro de tus habilidades. Aprender a tocar un instrumento puede ayudar tanto a los niños como a los adultos que se enfrentan a problemas de confianza.
Esto sucede porque cuando aprendes a tocar un nuevo instrumento, utilizas los dos hemisferios de tu cerebro.