La conectividad es una característica del mundo actual. Basta con encender la computadora o el celular para tener acceso a internet y el mar de información que alberga, acerca del tema que se te ocurra; además, gracias a plataformas como las redes sociales y los servicios de mensajería, puedes conectarte con personas que se encuentran en los lugares más lejanos.
Todo esto resulta muy interesante y productivo, siempre y cuando sepas cómo usarlo y no caigas en excesos. Porque, si bien la tecnología tiene aspectos positivos, la otra cara de la moneda es que puede ocasionar malestares físicos, como fatiga visual, dolor de cuello y cervicales debido a la inclinación para ver la pantalla del celular, síndrome del túnel carpiano y, en algunos casos, sobrepeso debido a la proclividad al sedentarismo.
Y del lado emocional, se puede experimentar nomofobia (no-mobile-phone phobia) o miedo a no tener acceso al teléfono celular, así como depresión o ansiedad de quedarse fuera de la conversación en redes sociales o de lo más reciente en internet, fenómeno conocido como FOMO (fear of missing out), el temor de perderse algo de lo que comparten las demás personas o de la información que circula en la red.
Además, cuando la gente compara su vida con lo que sus contactos comparten, pueden surgir emociones como la envidia o la depresión, al creer que a los demás les va mejor en todo.
Por estas razones, cada vez más personas optan por desintoxicarse del uso excesivo de la tecnología y los medios digitales. Si es tu caso y quieres intentar un detox digital, las siguientes recomendaciones te pueden ayudar.
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1. Para iniciar el día, cambia la alarma de tu celular por un reloj despertador. Aunque suene anticuado, te ayudará a que al despertar centres tu atención en algo que no sea tu dispositivo móvil y las redes sociales, que pueden robarse valiosos minutos de tus mañanas. Así podrás concentrar tu energía para prepararte de manera consciente para iniciar un nuevo día.
2. En el trabajo, organízate y establece tiempos y momentos para leer y contestar correos electrónicos. Idealmente, revisa tu buzón de una a dos veces al día, de media hora a 45 minutos: una vez en la mañana, cuando llegas a tu oficina, y por la tarde, antes de salir, podría ser más que suficiente. Además, pídele a tus compañeros que te avisen cuando debas revisar algo urgente para que puedas hacerlo fuera de esos horarios.
3. Deja tu celular fuera de tu vista. Si eres de los que viven pendientes de las notificaciones y cada minuto buscan darle like a la primera publicación que aparece en su timeline, mantener la tentación fuera de tu alcance te puede ayudar a dejar de estar pendiente de tus redes sociales todo el tiempo.
4. Utiliza herramientas para bloquear las aplicaciones o programas en los que pasas más tiempo. Son gratuitas y sólo tendrás que decidir a qué apps o páginas no deseas tener acceso durante cierto horario, o bien, limitar el número de accesos o tiempo que puedes navegar dentro de ellas. Otra opción es colocar tus aplicaciones favoritas en una carpeta de difícil acceso, pues mientras más clics tengas que dar para acceder, más lo pensarás para hacerlo.
5. Desconéctate del mundo virtual y conéctate con el real. Cuando estés con tu pareja, en una reunión familiar o con amigos, o en una junta del trabajo, lo ideal es que mantengas tu celular guardado y en modo silencioso. Además de evitar interrupciones y distracciones, esto te permitirá ponerle toda tu atención a las personas que están frente a ti, pues si te dedicas a mirar el celular ante su presencia, les enviarás el mensaje de que tu tu mundo virtual es más importantes que ellos.
Llevar a cabo un detox digital en la vida diaria es posible. Y no es necesario ser un ermitaño digital para tener una relación sana con la tecnología, sólo es cuestión de voluntad y de aplicar pequeños cambios que te llevarán a tener una vida menos estresante y de más disfrute.
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Con información de David Bejarano, instructor Udemy y coach de vida y negocios