Quizá al escuchar la palabra microbiota lo primero que pensemos sea en la salud digestiva. Sin embargo, el conjunto de microorganismos que la conforman cumplen con una serie de funciones que están más allá de este punto. Uno de ellos, la del sistema inmune. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Aquí te contamos.

El sistema inmune se conforma por una red de células organizadas de forma compleja que trabajan día y noche para proteger al cuerpo del contacto con toxinas y virus que podrían dañarlo. El 70% de estas células, a veces llamadas “defensas”, se encuentran en la microbiota. Esto se debe a la gran cantidad de bacterias que se introducen en nuestro organismo cada vez que comemos, lo cual es inevitable y nos lleva a afirmar que en verdad “somos lo que comemos”.

Por lo anterior, es sumamente importante que cuidemos nuestra alimentación y estilo de vida, pues todo lo que ingerimos influye en las células de nuestro sistema inmune, presentes en la microbiota. Es decir, define la calidad de nuestra salud en general.

Otra forma para ayudar a preservar la salud de nuestro cuerpo es mediante el equilibrio entre bacterias dañinas y bacterias beneficiosas en el cuerpo. Recordemos que estas últimas se conocen como probióticos. Los probióticos impiden la proliferación de bacterias dañinas y las desplazan antes de que puedan afianzarse en nuestro intestino y enfermarnos. Además, un estudio publicado por el European Journal of Nutrition afirma que el consumo de alimentos probióticos estimula la respuesta inmune del organismo y aumenta la producción de anticuerpos. Es por eso que los probióticos se relacionan con el sistema inmune tanto para fortalecer sus células como para acortar el tiempo y la intensidad de las enfermedades.

Fuente: http://e-lactancia.org/media/papers/ProbioticosRiesgo-AmJClinNutr2006.pdf