El queso se disfruta mucho mejor si está fresco, ya que esto maximiza su sabor y textura. Pero a veces no es factible usar grandes cantidades dentro de la fecha de caducidad, lo que provoca que se eche a perder.
La congelación es un método antiguo de conservación de alimentos que se ha utilizado durante más de 3 mil años. Es una forma eficaz de aumentar la vida útil de los alimentos, reducir el desperdicio y ahorrar dinero, por lo cual sonaría lógico que desees congelar todo el queso restante de alguna cena, o usarlo como medio para que te dure mucho más tiempo.
Así que aquí encontrarás cuáles quesos son los mejores para congelar y cuáles debes dejar lejos de las bajas temperaturas.
Los quesos con un contenido de agua más alto se congelan a temperaturas más bajas que aquellos con un contenido de agua más bajo. Por ejemplo, el requesón se congela a -1.2 ℃, pero el queso cheddar se congela a -12.9 ℃.
Aunque la congelación no destruye los nutrientes del queso, sí afecta su textura y calidad. Cuando se congela se forman pequeños cristales de hielo en el interior, los cuales alteran su estructura. Luego, al descongelarlo se libera agua, lo que hace que el queso se seque, se desmorone y desarrolle potencialmente una textura harinosa.
Los quesos congelados también pueden derretirse menos si se almacenan durante más tiempo. Por ejemplo, la mozzarella que se ha congelado durante 4 semanas se derrite en menor medida que la mozzarella que se ha congelado durante 1 semana.
Además, la congelación inactiva los microbios del queso, como las bacterias, las levaduras y el moho. Esto ayuda a extender la vida útil y evita que se descomponga. Sin embargo, la congelación no mata a estos microbios, sólo los daña. Por lo tanto, pueden volver a activarse cuando el queso se descongele.
En los casos de quesos maduros como el azul y el camembert, se agregan deliberadamente poblaciones de moho y bacterias vivas para dar a estas variedades texturas y sabores distintivos. Dado que la congelación daña estos microbios, puede evitar que estos quesos maduren correctamente cuando se descongelan, lo que podría disminuir su calidad sensorial general.
Como regla general, es mejor congelar los quesos que están diseñados para usarse en platos cocinados en lugar de comerlos frescos.
Los quesos duros y semiduros como el cheddar, el suizo, el manchego y el azul se pueden congelar, pero su textura a menudo se vuelve frondosa y harinosa. También serán más difíciles de cortar.
La mozzarella y el queso para pizza también son generalmente adecuados para congelar, en particular el queso para pizza rallado. Aun así, su textura y propiedades de fusión pueden verse afectadas negativamente.
Algunos quesos semiblandos como el Stilton o el queso de cabra blando también son adecuados para congelar. Además, el queso crema se puede separar al descongelar. No obstante, luego puedes batirlo para mejorar su textura.
Los quesos duros rallados como el parmesano se pueden congelar pero es más sensato guardarlos en el refrigerador, donde se conservarán hasta por 12 meses. De esa manera, no experimentarán la pérdida de calidad que conlleva la congelación.
En general, los quesos artesanales con sabores y aromas delicados no se congelan bien y es mejor comprarlos en porciones más pequeñas y comerlos frescos. Tampoco se recomienda congelar quesos frescos de cuajada como requesón, ricotta y panela, debido a su alto contenido de humedad.
Del mismo modo, los quesos blandos y maduros, como el brie, el camembert, la fontina o el Muenster, se consumen mejor frescos y se pueden madurar en el refrigerador. Si bien el queso azul se puede congelar, las bajas temperaturas pueden dañar los moldes que son esenciales para el proceso de maduración. Por lo tanto, estos quesos se disfrutan mejor frescos. Y por último, los quesos procesados como el queso philadelphia y los quesos para untar no son aptos para congelar.
Con información de Heatlhline
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