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¿Por qué se antoja más la comida chatarra que la saludable?

Abril 21, 2021

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Razones biológicas, sociales y culturales que conducen a comerla

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Si te dan a elegir una ensalada o una hamburguesa, ¿qué eliges? Y si el postre puede ser una porción de fruta o una rebanada de pastel, ¿cuál se te antoja más? Seguramente quienes se preocupan por el cuidado de su salud y su peso, elegirán las opciones saludables; pero una gran cantidad de personas elige cada día las alternativas no saludables.

 

Llevar una alimentación natural, equilibrada y saludable suele ser una de las primeras recomendaciones cuando de bienestar y cuidado de la salud se trata. Sin embargo, aunque suena fácil, la realidad es que para muchas personas no lo es, debido a que la comida no saludable suele percibirse como más apetitosa y, de cierto modo, para el cerebro lo es.

 

La comida chatarra, que está compuesta por alimentos procesados ultra-procesados, tanto dulces como salados, suelen formar parte de la dieta diaria de un gran número de personas, quienes las consumen tanto por sabor, como por precio, practicidad y accesibilidad

 

Los alimentos ultra-procesados suelen ser altos en grasa, azúcares, sodio y calorías, además de ser bajos en fibra. Pero, si hay tanta información y difusión acerca de lo dañinos que son los alimentos procesados para la salud, ¿a qué se debe que aun así la gente los prefiera?, ¿existe alguna razón biológica o psicológica para esto?

 

De acuerdo con Elvira Sandoval Bosch, profesora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, existen tres razones principales por las que las personas prefieren la comida chatarra: biológicas, sociales y culturales.

 

Si se suman estos tres factores, estos alimentos resultan más fáciles de consumir y más cómodos que otros más benéficos para la salud.

 

Razones biológicas

¿Te ha pasado que al estar triste se te antojan las cosas dulces o que al estresarte comes de más, aunque no tengas hambre? Eso se debe a que al comer, sobre todo alimentos dulces y procesados, el cerebro recibe un placer inmediato, aunque efímero.

 

Aquí es donde está la razón biológica, ya que este tipo de alimentos dan un efecto placentero. “Nos ayudan a inducir la producción de dopamina, sustancia producida en el cerebro que nos brinda una sensación de bienestar y saciedad, y por esta razón, regularmente los consumimos cuando tenemos tristeza, ansiedad, enojo o estrés”, explica la especialista.

 

Razones sociales

¿Te ha pasado que andas en la calle y de pronto te da hambre? ¿Qué opciones encuentras a tu alrededor para saciarla? Por lo general, lo más accesible son las tiendas de conveniencia, llenas de comida chatarra; los puestos callejeros y sus fritangas; o las conocidas cadenas de comida rápida que tienen sucursales por doquier.

 

Este fácil acceso está relacionado con las razones sociales por las que se suele preferir la comida procesada. Mientras que la comida saludable puedes consumirla en casa o en algunos restaurantes con opciones vegetales y bajas en calorías, la comida chatarra está disponible en todas partes, lo cual la hace muy fácil de conseguir. Además, muchas veces las opciones procesadas suelen resultar más económicas que las naturales y saludables

 

Por otro lado, en las razones sociales entran los medios de comunicación, la publicidad y sus estrategias de persuasión, que te hacen creer que al consumir determinado producto te sentirás mejor. Incluso, muchas veces venden como saludables cosas que no lo son, como todos los productos light o los jugos envasados, cuyo contenido de fruta es mínimo o nulo y lo que sí tienen son saborizantes, colorantes y demás químicos, así como una gran cantidad de azúcar añadida. 

 

Y también están las estrategias de las marcas, que “crean productos más fáciles de consumir, que sepan, una presentación visualmente agradable y buena consistencia”, afirma Sandoval Bosch.

 

Razones culturales

¿Te has preguntado por qué te empezaron a gustar alimentos como el pan, la comida frita o los postres? Lo más probable es que ese gusto haya surgido en tu infancia, debido a que tus papás compraban pan para el desayuno y la merienda, o acostumbraban comer golosinas después de la comida. 

 

Así, esos gustos, tradiciones y costumbres se arraigaron en ti poco a poco, hasta que ahora eres tú quien compra el pan para tu familia, de modo que el ciclo se repite.

 

“En el día a día, ciertos alimentos se vuelven una forma de vida, por ejemplo, cuando una familia tiene la costumbre de tomar todos los días el mismo refresco, el cual no puede faltar en su mesa”, explica la especialista. 

 

El glutamato monosódico

¿Has escuchado hablar de este ingrediente? Se trata de un aditivo que se les agrega a muchos de los alimentos procesados, con el objetivo de potenciar su sabor y hacerlos más agradables al paladar

 

Su efecto es tal, que incluso puede inducir a un consumo descontrolado y desmedido de estos productos; como cuando te terminas la bolsa de papitas aunque ya no tengas hambre e incluso te sientas satisfecho, debido a que no puedes parar de comer. 

 

Además, hace que los alimentos que lo contienen se te antojen con más frecuencia. De cierto modo, llegan a crear una especie de adicción, pues te crean la necesidad de esos alimentos y cuando los tienen, provoca que no puedas parar de comerlos, hasta que se acaban.

 

Para saber si un producto contiene glutamato monosódico, fíjate en la etiqueta y si no lo menciona tal cual, puede aparecer con nombres, abreviaturas o nomenclaturas como: ácido glutámico, extracto de levadura, proteína hidrolizada, GMS, MSG, caseinato o E-621.

 

Si bien no se ha demostrado que tenga un efecto negativo para la salud, al menos en el corto plazo, se desconocen sus efectos a mediano y largo plazo. 

 

Pero independientemente de que por sí solo afecte o no, si quieres llevar una dieta más saludable, lo recomendable es que evites los productos que lo contienen, pues suelen ser alimentos nada saludables que sólo aportan calorías vacías y grandes cantidades de azúcares, grasas y sodio.

 

Además, su consumo habitual podría acostumbrar al paladar a sabores no convencionales, y producir en consecuencia un rechazo a los sabores naturales que están presentes en los alimentos saludables.

 

Finalmente, de acuerdo con Sandoval Bosch, la solución al problema del consumo excesivo de comida chatarra no se encuentra en su prohibición, sino en crear conciencia de que, si se ingieren de manera ocasional y en raciones pequeñas, no afectarán a la salud, pero si se consumen en exceso resultarán dañinos.

 

Por ello, lo más recomendable es hacer una lista de compra en la que los alimentos naturales sean la prioridad y constituyan la base de la alimentación, para así evitar comprar de forma desmedida la comida chatarra. 

 

Además, la especialista hace énfasis en que los alimentos procesados nunca deben sustituir a una de las comidas del día (desayuno, comida o cena) porque no brindan los nutrientes necesarios. “Al consumirlos es mejor reflexionar y preguntarnos si lo hacemos por hambre o por ansiedad”.

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