Los carbohidratos, junto con los lípidos y las proteínas, son la fuente fundamental de energía para realizar nuestras actividades diarias, incluso las más cotidianas. Los carbohidratos proveen más del 60% de la energía que utiliza nuestro cuerpo tanto a nivel físico como metabólico.
Los carbohidratos se dividen en simples y complejos:
También conocidos como azúcares simples, los carbohidratos simples están presentes en el azúcar refinado, las frutas, las golosinas, las mermeladas, los jugos de frutas, la miel, las gelatinas, los refrescos y almíbares, entre otros alimentos. Su aportación nutricia es baja y por eso se recomienda limitar su consumo dentro de una alimentación saludable. Aunque claro, las frutas tienen otras cualidades que vale la pena preservar en una dieta. Por otro lado, los carbohidratos complejos de origen vegetal se encuentran en verduras, cereales, semillas, legumbres y pan. Estos carbohidratos están constituidos por largas cadenas de varios carbohidratos simples unidos y aportan un mayor valor nutricio al cuerpo que los carbohidratos simples pues contienen fibra y vitaminas que tardan más en asimilarse y aportan energía más duradera.
Durante la digestión, los almidones y azúcares son fraccionados en la glucosa (azúcar sanguíneo), misma que proporciona la energía vital para nuestro cuerpo y sistema nervioso, pero además los carbohidratos son indispensables para que las proteínas puedan construir músculos.
Como verás, todo en nuestro cuerpo está íntimamente relacionado. La salud es una maravilla y podemos ayudar a nuestro cuerpo a preservarla mediante el cuidado de nuestra alimentación y estilo de vida. Si quieres conocer más sobre este tema, visita los textos que anteceden a esta entrega: proteínas, vitaminas, minerales, suplementos, lípidos o nutrientes.