Mucha gente toma vitamina B12 para obtener energía o mejorar la función cerebral o, incluso, para mejorar el metabolismo. Más allá de que la vitamina B12 sirva para esto o no -y en el caso de las vitaminas, la evidencia suele ser polémica-, lo que es indudable es que la deficiencia de vitamina B12 produce anemia, pero tomarla no necesariamente da energía. Una investigación en el sitio de la revista The Atlantic nota que tomar suplementos de vitamina B6 o B12 en altas cantidades puede incluso triplicar la propensión al cáncer de pulmón. El estudio fue publicado en el Journal of Clinical Oocology pero, de hecho, la evidencia al respecto ha estado apilándose durante años.
En un estudio del 2009 se encontró que la combinación de vitamina B12 y ácido fólico aumentaba el riesgo de cáncer y en general la mortalidad. Cuando las personas fuman y toman altas dosis de vitamina B6 parece haber un efecto sinergístico en el que los riesgos aumentan exponencialmente. Usar hasta 55 microgramos diarios aumenta cuatro veces el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Sin duda estas son buenas advertencias para dejar de experimentar sin supervisión médica con vitamina B12 o B16 y en general con las vitaminas, que acaso no son tan inofensivas como parecen. Indudablemente pueden ayudar a una persona enferma en casos específicos, pero los riesgos deben considerarse. El tema es que generalmente las personas no consultan a los doctores para tomar vitaminas, ya que se tiene la noción de que no son peligrosas. Como siempre, se recomienda ingerir las vitaminas a través de alimentos naturales.
En la imagen: caviar, una fuente natural, aunque cara, de B12