Sin duda alguna, enamorarse es una de las cosas más hermosas de la vida. Bien dicen por ahí que es mejor haber amado y haber perdido que nunca haberlo hecho, pues la sensación de estar enamorado es única. 

 

Si bien hay amores que llegan y construyen, también hay otros que parecen huracanes y arrasan con todo lo que tienes. Pero es importante que sepas que es un milagro el que hayas sentido amor; esa cosquillita del comienzo, quizás el revoloteo en el estómago o, si es un amor mucho más adulto y maduro, la certeza de que encontraste a la persona correcta para compartir tus días. 

 

Se dice que a lo largo de la vida se experimentan tres tipos de amor, que se describen a continuación. ¿Cuáles de ellos has vivido? ¿En cuál te encuentras actualmente?

 

Enamorarse por primera vez: el amor que se ve bien

Se ha dicho muchas veces que realmente sólo te enamorarás de tres personas en tu vida, lo que quiere decir que existen tres tipos de amor. Sin embargo, también se cree que necesitas cada uno de estos amores por una razón diferente.

 

A menudo, el primer amor ocurre cuando eres joven e inexperto. Este tipo de amor puede suceder durante la adolescencia. 

 

Es un amor rebelde, obstinado y muchas veces hace daño por las expectativas que generas en torno a él. Recuerdas todas esas películas de amor, y deseas que el tuyo sea parecido. Uno donde todo o casi todo es perfecto, pero la mayoría de las veces en la vida real sucede todo lo contrario.

 

Seguro recuerdas haber tenido una relación así, incluso una donde tus padres o los padres de la otra persona no estaban de acuerdo. Pero quizá llegaste a creer que este sería tu único amor. Y aunque hoy quizá pueda darte risa, en su momento fue necesario para conocerte, para conocer esa parte del amor y para saber lo que puedes llegar a sentir. 

 

Enamorarse por segunda vez: el amor duele realmente

Se supone que el segundo es el amor duro, ese amor que duele y que sentiste que durante un tiempo se lo llevó todo. 

 

Este tipo de amor te hace creer que es más maduro, que ahora tomas decisiones diferentes y correctas y que, por supuesto, será para toda la vida. Sin embargo, no es así, pues en la mayoría de las ocasiones duele, lastima y es injusto. 

 

El segundo amor puede convertirse en un ciclo, uno que a menudo repites y repites y repites, porque crees que vale la pena. La relación puede terminar cientos de veces y continúas en la creencia de que esta vez será diferente, pero no lo es. Es el amor que te desgasta y te hará creer que no habrá nunca otro igual. 

 

A veces es poco saludable, desequilibrado o incluso narcisista. Puede haber abuso o manipulación emocional, mental o física; lo más probable es que haya altos niveles de drama. Esto es exactamente lo que te mantiene adicto a esa historia, porque es la montaña rusa emocional de altibajos extremos. 

 

Este amor es necesario experimentarlo para darte cuenta de lo que está mal en una relación, de lo que no debes permitir nunca y no debe ser pasado por alto. Te hará madurar en un sentido emocional y físico pues te enfrentarás a tu verdadero yo. Y dejarlo a un lado para crecer, es fundamental. A fin de cuentas siempre, siempre, llegará algo mejor. 

 

Enamorarse por tercera vez: el amor que dura

El tercero es el amor que no ves venir. El que generalmente parece mal y que destruye cualquier ideal persistente respecto a lo que suponías que era el amor verdadero. 

 

Este es el amor que llega tan fácilmente que no parece posible. Es del tipo de relación en el que la conexión no se puede explicar y te deja boquiabierto porque nunca lo planeaste. Este es el amor en el que te unes a alguien y simplemente todo encaja: no hay expectativas ideales sobre cómo debería actuar cada persona, ni hay presión para convertirte en alguien diferente a lo que ya eres.

 

Simplemente eres aceptado, y eso te sacude hasta la médula. No es lo que imaginabas que sería el amor, ni cumple con las reglas con las que esperabas jugar a lo seguro. Pero aun así destruye todo lo que creías conocer y te muestra que el amor no tiene que ser como creías, ni perfecto, ni de película. 

 

Con el que no hace falta más, con el que puedes crecer, aceptar, madurar y vislumbrar; es el tipo de amor que llega a decirte que pares y mires lo que tienes. Por supuesto, no se trata de ser conformistas; se trata de valorar lo que realmente importa. 

 

Va a retarte, a hacerte llorar y hacerte sentir que tienes que trabajar en él. Este es el amor que llama a tu puerta tantas veces como sea necesario hasta que respondes. Es el amor que por fin se siente bien.

 

Si bien es posible que no todos experimenten estos tres amores en su vida, es probable que sea porque no están listos o preparados para hacerlo. Quizá la realidad es que necesitas aprender verdaderamente lo que no es el amor antes de poder comprender lo que sí es.

 

Posiblemente necesites toda una vida para aprender cada lección, o tal vez, si tienes suerte, sólo te lleve unos pocos años.

 

Y luego pueden estar aquellas personas que se enamoran una vez y descubren que ese amor dura con pasión hasta su último aliento. Esas fotografías descoloridas y gastadas de los abuelos que parecían tan enamorados mientras caminaban de la mano a los 80 años como en la foto de su boda, esas que no dejan dudas de que realmente era amor. 

 

Con información de Elephant Journal

 

Foto de portada: Unsplash