Todos conocemos esa curiosa sensación en el estómago que nos invade cuando estamos frente a una persona por la que nos sentimos atraídos y que comúnmente llamamos "mariposas". Esta reacción regularmente va acompañada de palpitaciones, sudor en las manos y una especie de pasmo que nos imposibilita hablar: balbuceamos, repetimos las cosas varias veces, sonreímos bobamente, etc. Así es: cuando de amor se trata, nuestro cuerpo no es tan elocuente como nos gustaría.
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Pero, ¿qué son exactamente esas "mariposas" y por qué las sentimos?
Creer que la única función de nuestro sistema gástrico es comer es un gran error, cada día se reafirma la importancia del estómago y los intestinos en las funciones neurológicas e inmunológicas de nuestro organismo. Así es: aunque nosotros lo sabemos desde siempre de manera empírica, la ciencia está empezando a reconocer que el estómago también sirve, entre muchas otras cosas, para sentir.
Cuando sentimos "mariposas" en el estómago, lo que ocurre es que al estar frente a alguien que nos gusta mucho segregamos adrenalina y cortisol, dos sustancias que "paralizan" momentáneamente los músculos gástricos para poder centrar toda la energía en brazos y piernas, por si necesitamos huir o pelear (curioso que la respuesta de nuestro cuerpo ante el amor sea la misma que ante una amenaza para nuestra supervivencia, ¿no?). Esta parálisis se siente justamente como un cosquilleo, como si nos revolotearan mariposas.
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Pero en el estómago no sólo podemos sentir el amor sino también el enojo, el miedo e incluso la tristeza. Nuestras emociones están más conectadas a nuestro sistema digestivo de lo que nos imaginamos; quizá, cuando escuchar al corazón no da resultado, deberíamos empezar a escuchar al estómago.
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