Ningún padre desea que su hijo pase todo el día con los videojuegos o pegado a la televisión, pero con los nuevos tiempos es cada vez más difícil hacer que los pequeños se concentren en algo distinto. Esto no quiere decir que no debes dejarlos jugar, pues hoy en día hay jugadores profesionales que ganan miles de dólares en esto; simplemente, si tu interés es que tus hijos tengan hobbies pero también responsabilidades, hay útiles consejos que puedes tomar en cuenta.
Muchos niños de ahora ya no conocen lo que es el trabajo duro de una granja o qué significa cuidar de los primos o hermanos más pequeños, y no está mal, pues a fin de cuentas su única obligación es la escuela y disfrutar su niñez, pero hay cosas que pueden aprender, como el valor del ahorro, ser compartidos e incluso emprender un negocio de limonadas fuera de casa.
Enseñarles el valor del trabajo duro y hacerlos sentir orgullosos de ello puede ayudarte a formar a niños con virtudes que los hagan llegar muy lejos. Los siguientes consejos pueden servirte de guía sobre cosas que puedes hacer y cuáles dejar a un lado.
Aunque pueda parecer extraño, quejarte del trabajo en tu casa y principalmente en presencia de un niño pequeño puede darle entender que el trabajo es horrible y algo que no se disfruta, por lo cual crecerá con esa percepción. Puedes destinar cierto lugar para hablar acerca de todo lo que no te gusta, pero siempre trata de que sea lejos de tus hijos; incluso puedes intentar hacerles ver qué cosas sí disfrutas de tu trabajo para que ellos entiendan que no es un castigo y es algo bueno que harán en el futuro.
Hacerle la vida más fácil a tu hijo no va a ayudarte a que aprenda el valor de su propio esfuerzo. Aunque podrías sentirte mejor cuando lo ayudas a completar sus tareas, esto le dará la idea errónea de que siempre habrá alguien que le dará una mano. Y si eres totalmente honesto contigo mismo, sabes que no hay tanta amabilidad en el mundo como para que esto suceda.
Si quieres que tu pequeño aprenda a solucionar sus problemas solo o a completar sus tareas sin ayuda de nadie, debes empezar a enfrentarlo tú a estos pequeños retos. Suena fuerte e inclusive rudo, pero es mejor que aprenda sobre esto ahora que está a tu lado y confía en ti, a que se dé cuenta ya que sea grande y no tenga a dónde voltear y pedir ayuda.
Cuando mandes a tu hijo a hacer cierta tarea y él pregunte por qué debe hacerlo, nunca le digas “porque yo lo digo” o “porque mamá o papá lo dicen”. En lugar de eso, dile que crees en él y sabes que puede completar esa tarea por sí mismo. De esta manera no sólo fortalecerás su confianza sino también el lazo que tiene contigo, pues le mostrarás lo satisfactorio que es el trabajo duro.
Hay padres que son sumamente estrictos o crecieron en un régimen autoritario y se preocupan cuando ven que sus hijos no tienen ganas de trabajar o de hacer algo más que jugar videojuegos, por lo que empiezan con un diálogo hostigante que terminará por romper la relación entre ambos.
Enseñarle a tu hijo sobre el trabajo duro, sobre todo cuando es adolescente, puede ser una tarea dura y requerirá algo de tiempo. Aquí deberás comportarte como lo que eres, el padre o madre maduro que trata de guiar a su hijo. Lo mejor que puedes hacer para entablar un diálogo relajado es preguntarle por qué no tiene ganas de hacer las tareas de la casa, como lavar los platos o levantar los manteles de la mesa. Tal vez te enteres de que esas tareas no le gustan en absoluto, pero sí le gusta lavar la ropa o barrer la casa.
La crianza de los hijos es dar y recibir y si te muestras flexible con lo que tus hijos desean hacer en casa, puede que ellos después se sientan con la confianza para hacer más cosas sin necesidad de que tú se las pidas.
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