En México nacen cada año entre 2 mil y 6 mil niños con sordera congénita, una enfermedad que se estima que tiene una mayor prevalencia que el síndrome de Down o la parálisis cerebral infantil. La hipoacusia es considerada una discapacidad invisible debido a que la falta de diagnóstico temprano y su tratamiento provocan graves consecuencias en el desarrollo integral de los infantes a nivel auditivo, pero también social.
El tamiz auditivo neonatal (TAN) es una evaluación vital que debe realizarse a todos los recién nacidos entre el segundo y quinto día de vida o a más tardar antes de cumplir 30 días, para conocer el estado de la audición del bebé y en caso necesario tomar las medidas que permitan iniciar el tratamiento adecuado a partir de los 6 meses de vida.
La prueba, obligatoria desde 2015 en hospitales públicos y privados de México, analiza la sangre tomada del talón del bebé y detecta la presencia de hipoacusia o sordera. El cerebro de los neonatos requiere de estimulación auditiva para iniciar la interacción con su entorno y en el mediano plazo desarrollar sus habilidades lingüísticas y sociales.
"Es indispensable realizar el tamiz auditivo neonatal", señala el doctor Fernando Díaz Rojas, director comercial de MED-EL México; "Un diagnóstico oportuno nos lleva a tratamientos adecuados, como el implante coclear y las terapias de rehabilitación especializada". El especialista comenta que en ocasiones se cree que la respuesta de los infantes a ciertos ruidos es un indicador de que están bien; sin embargo, "los bebés con sordera o hipoacusia perciben algunos sonidos, pero no oyen lo suficiente como para entender y aprender el lenguaje".
Si un bebé "no pasa" la prueba del TAN se recomienda acercarse a especialistas en pediatría y audiología para tener acceso a estudios adicionales y el tratamiento adecuado para darle solución a su padecimiento y que con ello logre desarrollar el lenguaje y se adapte al entorno familiar y social.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 466 millones de personas en el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, de las cuales 34 millones son infantes. Muchos de estos niños y adultos se enfrentan a incomodidades sociales por pena o vergüenza de reconocer que son sordos. Aunado a ello está el estigma que genera juicios e ideas erróneas sobre quienes tienen hipoacusia y los obliga a tener un bajo perfil o mantener en secreto sus problemas auditivos, lo que les impide comunicarse e interactuar con otros seres humanos.
El doctor Díaz le recomienda a las mamás y futuras mamás conocer más sobre el tamiz auditivo neonatal, atender y cuidar el sentido del oído de los niños desde el momento en que nacen para intervenir de manera oportuna en el desarrollo auditivo y del lenguaje.
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