El orgasmo es la cereza del pastel cuando tienes relaciones sexuales; y aunque cada momento del encuentro es importante, el orgasmo es algo que toda pareja busca alcanzar, al ser el momento culminante del placer.
Además, el orgasmo femenino suele estar envuelto en un aura de misterio, erotismo y sensualidad, donde cada vez parece haber más cosas por descubrir. Por ello, a continuación encontrarás algunos datos científicos quizá no tan conocidos sobre el orgasmo femenino.
Biológicamente, el cuerpo femenino es un templo para el placer, sobre todo porque cuenta con un órgano exclusivamente dedicado a este fin: el clítoris, con sus miles de terminaciones nerviosas. Por ello, alrededor del 95% de las mujeres alcanzan el orgasmo con facilidad mientras se masturban y estimulan su clítoris.
Así que el hecho de que haya tantas mujeres que no han experimentado un orgasmo al tener relaciones sexuales no se debe a algún problema fisiologico sino a que sus parejas no saben estimularlas adecuadamente, pues pretenden darles placer únicamente con la penetración; o bien, a que su propia mente las bloquea, debido a prejuicios, miedos, creencias culrurales y falta de información, lo que les impide dejarse llevar por el placer.
Como parte de un estudio publicado en la revista Sex Education, se encuestó a mujeres antes y después de tomar una clase sobre sexo. Algunas de ellas tomaron un curso general sobre la sexualidad humana desde una perspectiva antropológica, mientras que otras tomaron un curso que hablaba específicamente sobre la brecha del orgasmo, también conocida como el hecho de que el 95% de los hombres heterosexuales tienen orgasmos cada vez que tienen relaciones sexuales, en comparación con el 65% de las mujeres. Las mujeres de este segundo curso informaron tener más y mejores orgasmos después de haberlo tomado.
Así que el conocimiento es poder y la educación sexual de calidad literalmente cambia vidas. Por ello, libérate de tabúes, infórmate y conoce tu sexualidad; además, no basta con leer o ver documentales, también es necesario llevar la información a la práctica para conocer tu propio cuerpo y tus zonas erógenas. Así que regálate un tiempo para el autoerotismo y toca tu cuerpo, descubre dónde y cómo te gusta que te toquen, encuentra tus puntos más sensibles y comparte esa información con tu pareja, para que ambos disfruten más sus encuentros sexuales.
Los “sueños húmedos” no son exclusivos de los hombres. En 1953, el investigador sexual Alfred Kinsey descubrió que el 37% de las mujeres habían tenido un orgasmo durante el sueño cuando tenían 45 años, y una investigación reciente muestra que actualmente las mujeres han comenzado a tener más y más sueños sexuales. Un estudio publicado en la revista Psicología y Sexualidad indica que más de uno de cada cinco de los sueños recordados por las mujeres son de naturaleza erótica.
Aunque hay honrosas excepciones, es real que muchas veces los hombres sólo se preocupan por su propio placer, sin importar si su pareja sexual queda o no satisfecha. En un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine se le preguntó a más de mil 600 parejas heterosexuales casadas sobre su vida sexual, y el 43% de los esposos percibieron mal la frecuencia con la que su esposa tuvo un orgasmo. Es decir, pensaban que sus esposas tenían orgasmos con mucha más frecuencia de lo que ellas informaron tenerlos.
Hay razones obvias para esto: generalmente hay evidencia física cuando un hombre tiene un orgasmo: la eyaculación; pero ese no es siempre el caso de las mujeres, ya que no todas presentan fluidos o secreciones en ese punto culminante. Así que no hay forma de saber si una mujer ha tenido un orgasmo; la única forma de saberlo con certeza es preguntarle; y claro, hacer lo pertinente para hacerla llegar a él.
El cuello uterino, también conocido como el cilindro de tejido que conecta el útero a la vagina, también puede ser un área muy sensible, y de él surge el llamado orgasmo cervical, el cual se puede lograr cuando la mujer está realmente excitada.
El mejor momento para tener un orgasmo de este tipo es algunos días antes de que ocurra la menstruación, ya que entonces el cérvix está más abajo de lo normal y eso hace más sencillo estimularlo.
Para esta estimulación se requiere de una penetración profunda. Para empezar, pueden realizar la posición del misionero, con la que se estimula el flujo sanguíneo a la región pélvica; luego, cambien a una posición más profunda, como el misionero con las piernas levantadas a 90 grados; y finalmente, cuando la excitación esté al máximo, lo ideal es probar con una posición que permita una penetración mucho más profunda, la cual se puede tener en posturas de penetración por detrás, como el llamado doggy style.