En muchos casos, cuando el trasfondo no tiene que ver con causas físicas ni emocionales, los problemas relacionados con la insatisfacción sexual están relacionados con ciertos estereotipos que se tienen en torno al sexo y cómo éste “debe ser”.
De entrada, el principal problema está en ese “deber ser”, pues la experiencia sexual no se trata de una receta universal que aplique para todos los casos, ya que cada pareja y cada persona son diferentes, disfrutan de distintas cosas y sienten placer de diversas formas.
En general, las parejas heterosexuales occidentales suelen seguir una especie de guión donde el foco se centra en la penetración y en llegar al orgasmo. Sin embargo, incluso con estimulación adicional del clítoris, menos de la mitad de las mujeres (43%) experimentan orgasmos a través del coito el 75% de las veces.
En otras palabras, la visión cultural de la sexualidad en Occidente es estrecha, limitante y orientada al desempeño, lo cual favorece prácticas que no parecen ser naturales.
Las siguientes lecciones te ayudarán a dejar de lado ese concepto cuadrado sobre la sexualidad para empezar a conocerte, comprenderte y explorarte a ti mismo, así como a conocer y comprender a tu pareja y explorarse mutuamente con una dimensión nueva del placer sexual.
Algo muy importante para disfrutar plenamente del sexo es que te sientas a gusto con tu propio cuerpo tal y como es: con todo y lo que ves como defectos, con su tamaño, su forma, su peso; ámalo así, tal cual.
Luego, es importante que sientas curiosidad por tu propia sexualidad, y atrévete a explorar tu cuerpo para saber qué es lo que te excita, qué tipo de sensaciones y en qué parte del cuerpo te producen más placer. Aprende a conocer y aceptar esa identidad erótica única que te define en el ámbito del placer sexual.
Permítete ser exactamente como eres en el momento, sin inhibiciones ni vergüenza, y deja que el momento sea exactamente como es, no tiene que ser perfecto para ser placentero. Y recuerda siempre que el buen sexo se trata de estar presente, así que enfoca tu mente en el disfrute, en dar y recibir placer.
Mira hacia tu interior para escuchar atentamente lo que quieres y lo que tu cuerpo anhela. Hazte preguntas como: ¿cuáles son tus fantasías?, ¿cómo te gusta que te toquen?, ¿cuáles son las partes de tu cuerpo que pueden hacerte sentir más placer?
Sé muy consciente de lo que te resulta agradable y placentero través de los sentidos, más allá del tacto. Por ejemplo, piensa en lo que te gusta ver, escuchar, oler y saborear, sobre todo a la hora del sexo.
¿Te excitas más fácilmente con música, o prefieres escuchar los gemidos y jadeos de tu pareja? ¿Hay algún perfume que aumente tu deseo, o eres de los que les gusta jugar con elementos comestibles? Recuerda que en el sexo, mientras los involucrados estén de acuerdo, se vale experimentar con todo lo que sea placentero para ambos.
Prestar atención a las sensaciones es clave para un sexo placentero. Si tu mente divaga y comienza a entrar en modo de "espectador", si empieza a hacer que te obsesiones con aspectos de tu apariencia o que te presiones para alcanzar el orgasmo, simplemente deja que esos pensamientos pasen sin juzgarlos y regresa tu atención a las sensaciones que tu cuerpo experimenta a través de los sentidos.
Además de saber lo que te gusta, te excita y te provoca placer, así como lo que no te gusta o prefieres evitar en el sexo, también es importante que conozcas todos estos aspectos de tu pareja. Puede haber cosas que compartan y otras en las que sus gustos sean opuestos, y en ese caso deberán aprender a aceptar, comprender y respetar las diferencias, ceder en los casos que sea posible y evitar las cosas que definitivamente alguno de los dos no esté dispuesto a experimentar.
Pero la conexión no sólo se trata de saber qué le gusta y qué no a tu pareja, sino también de conectar con sus emociones. Comprende su sentir y comparte el tuyo; hazle saber lo que experimentas emocionalmente al tener esa conexión sexual.
Por otro lado, la mejor manera de conectarse es ir más allá de las palabras. Mira a los ojos a tu pareja y respiren juntos mientras están sentados en silencio; pueden tomarse de las manos para tener más cercanía. Observa a tu pareja y descubre en su persona al ser del que te enamoraste. Traten de sincronizar su respiración para sincronizar también sus ritmos cardiacos y sus sistemas nerviosos. Ten presente que el buen sexo es sexo con conexión.
Aunque a veces un encuentro sexual inesperado y rápido puede ser excitante, en general, la mayoría de las veces, el placer toma su tiempo. Y no, no se trata de tener encuentros sexuales maratónicos como en las películas para adultos, sino de trazar el camino hacia el placer con un tiempo adecuado para la excitación.
Nunca comiencen el acto sexual en sí hasta que ambos estén lo suficientemente excitados. No se apresuren y dejen que las cosas fluyan entre besos y caricias, sin precipitarse. Aunque esto pueda parecer algo muy simple, es muy importante para experimentar el placer del sexo. Disminuyan la velocidad y saboreen todas las sensaciones. Permítanse construir juntos su momento erótico. Disfruten el viaje sin preocuparse por el destino.
Debido a la combinación de impulsores emocionales y físicos del sexo, cualquier tipo de experiencia o actividad sexual tiene la capacidad de provocar todo tipo de emociones. Una de las lecciones más importantes para el buen sexo y también para las buenas relaciones, en general, es aprender a tolerar más plenamente los sentimientos propios y los del otro (en este caso, tu pareja).
Y a veces, los sentimientos más difíciles de tolerar son sentimientos intensos de placer, que para algunos pueden sentirse terriblemente fuera de control.
Cuando te vuelves capaz de permitir que tus sentimientos sean como son y de permanecer presente para ti y para el otro, las experiencias que tengas a través del sexo pueden ser verdaderamente sanadoras y pueden revitalizar tu mente, cuerpo y espíritu. Es una forma tangible de conexión con los demás, una fuente de energía que estimula incluso el sistema inmunológico y que se convierte en una gran reserva de placer.
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