Algo que a muchas personas nos quita el sueño es: ¿Qué onda con los orgasmos? ¿Cómo los puedo tener? ¿A quién le toca provocarlos? ¿De qué modo se logran y cómo puedo alcanzarlos cada vez que quiera?
En fin, surgen muchísimas dudas acerca de este tema, y es por eso que hoy me di a la tarea de escribir lo más relevante acerca de este tan aclamada y buscado clímax sexual. A continuación, los principales mitos y realidades de este suceso.
¡Mentira! En el caso de las mujeres, muchas de nosotras no tenemos mucha idea de lo que estamos sintiendo o esperamos quién sabe qué de un orgasmo. Y lo cierto es que quizás ya lo vivimos, pero como no se sintió como esperábamos, no lo registramos y asumimos que eso, así como se sintió, no puede ser un orgasmo.
En el caso de los hombres, primero tendríamos que decir que eyaculación y orgasmo no son lo mismo; dicho lo anterior, muchos hombres tienen eyaculación, pero no tienen orgasmos. Si estás leyendo y esto es información nueva, relájate, es cosa de observar tus sensaciones físicas y emocionales. La eyaculación en sí misma es placentera, pero no es sinónimo de orgasmo… para eso hay que trabajar un poquito más.
La única persona responsable de ti, eres tú y eso también aplica en el terreno sexual. Si bien cuando compartimos un momento sexual con alguien, idealmente, cooperamos y apoyamos en lo que podamos y queramos, no es chamba nuestra adivinar qué quiere la otra persona.
Si nunca te has masturbado, valdrá la pena que lo hagas y que vayas aprendiendo qué te gusta, cómo te gusta, con qué ritmo e intensidad… incluso, si te animas, le puedes mostrar a tu pareja sexual cómo lo haces, para que pueda aprender cómo apoyarte y así disfrutar más, juntos.
En pocas palabras, nos toca a cada uno de nosotros, hombres y mujeres, pedir lo que queremos y necesitamos en la cama.
Esta es una de las principales creencias limitantes que tenemos en relación a nuestra sexualidad y parte importante de muchas de las frustraciones que vivimos en nuestra vida sexual.
Si el orgasmo no fuera el objetivo al momento de estar con alguien ¿Cuál sería? Hay muchos, empezando por sentir placer, conectar, intimar, pasarla bien, sentirnos cerca, divertirnos, entre tantos más.
Y más importante aún, si alcanzar el orgasmo no dijera nada de ti ni de tu sexualidad, ¿cómo te sentirías? ¿Lo seguirías buscando obsesivamente, sin importar nada más?
Si el orgasmo llega, démosle la bienvenida, pero si no llega, no pasa nada… igual ¡lo bailado nadie nos lo quita!
Es verdad, el orgasmo –según los libros- son las contracciones mioclónicas en intervalos de 0.08 segundos, aunados a una sensación subjetiva de placer. Y es justo esto último, lo que hace toda la diferencia y lo que hace que cada persona lo viva como mejor pueda.
Sí, el orgasmo forma parte de nuestra respuesta sexual, pero eso no significa que –por lo tanto- el 100% de las veces lo vayamos a alcanzar y que –peor aún- estemos mal o defectuosos si no llegamos a ese clímax. Se trata de aprender a disfrutar el viaje y olvidarnos –aunque sea un poco- del destino.
¡Sí! Pero ese “chido” cada quien lo expresa de diferente manera, no hay una sola forma de experimentarlo. Si bien, parte del proceso orgásmico es que hay una “sensación generalizada de bienestar”, es una sensación subjetiva y cada persona la describe, la siente, la expresa y la vive de manera distinta.
Hay quien dice sentir fuegos artificiales, otros que experimentan –como los franceses- una “pequeña muerte” y muchos más dirán que sintieron “rico” y nada más. No te azotes tratando de encajar en un molde y una forma específica, date chance de disfrutar todas tus sensaciones, así como vienen, sin etiquetarlas.
¡Correcto! Es cierto, hay quienes lo pueden lograr vía estimulación de los pezones (más o menos el 1% de las personas), otras mediante la penetración vaginal y otras tantas vía anal… por decir las más comunes, sin descartar –por supuesto- la favorita de la mayoría de las mujeres: el que surge de la estimulación del clítoris.
Pero también está la opción de experimentar orgasmos durante un sueño o simplemente imaginándonos algo sensual, o mientras nos estimulamos o nos estimulan los lóbulos de las orejas.
¿La invitación? ¡Experimenta, explora, prueba y ábrete a nuevas posibilidades! Nuestro cuerpo –todo, todito- siente, sin importar nuestra estatura, color o tamaño… ¡Usémoslo, disfrutémoslo y apapachémoslo!
Déjame saber qué te parecen estos principales mitos y realidades del orgasmo ¿Has caído en alguno, para bien o para mal? ¿Cuál(es) otro(s) pondrías? Cuéntame en los comentarios.
Alessia Di Bari, sexóloga y parte del equipo de Evolución Terapéutica.
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